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isaias 16-17 siria
Más allá de que en aquel instante Babilonia únicamente era una provincia en el poderoso Imperio Asirio, Isaías pronosticó con precisión que sería Babilonia, y no Asiría, la que llevaría a cabo los juicios sobre el reino de Judá. Profetizó asimismo que Babilonia para finalizar recibiría su juicio. Al mismo tiempo Isaías empleó a Babilonia como símbolo de todo el planeta y de su maldad. Así mismo en el momento en que Isaías habla de Babilonia se refiere al imperio de ese nombre y además a la Babilonia espiritual. (12-13a) El alboroto de las naciones contra Siria y Judá. B. Dios va a eliminar a la nación que traiga la destrucción sobre Siria e Israel.
_____ Dios prometió embellecer su santuario con la gloria del Líbano. _____ El pueblo de Dios recibiría alegría semejante a la pena que sufrió. _____ El Señor vestiría a su pueblo tan bien como a una novia o un novio.
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Pero vamos a tomar las mayores ideas y probables interpretaciones, vamos a buscar una adecuada interpretación y el poderoso mensaje. ¿Es nuestra fe bastante fuerte para poder ver a través de la crisis? Si no, a lo destacado no comprendemos absolutamente la palabra de Dios o la confirmación de las señales que El dió. En este segundo poema del Servidor sufriente se tienen la posibilidad de distinguir tres partes.
- a.Y también.C., Moab atravesó un periodo de tiempo de profundo padecimiento y que varios sectores han quedado despoblados.
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Juicio Sobre Israel
Estas son promesas textuales de un reino de esta forma sobre el que Cristo reinará un día. Asiria se robustecía poco a poco más y conminaba a las otras naciones, tal es conque Israel y Siria unieron sus fuerzas para protegerse. Deseaban que Judá se aliara a ellos, pero esta no quiso hacerlo. En realidad Acaz hacía arreglos en secreto con Asiria a fin de que lo protegiera (2 R 16.1–9). La nación estaba atemorizada ya que Siria y también Israel estaban a puntito de atacarla y daba la sensación de que no había vía de escape.
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isaias 16-17 siria
Durante esta crisis Isaías animaba al rey Acaz a confiarse en el Señor, y la invasión resultaría en balde (Isa. 7). Asiria vendría como diluvio llegando hasta el cuello de Judá, por poco tragándola. En todo caso, tras emplear Asiria para castigar a su pueblo rebelde, Dios castigaría a Asiria. Ahora, los episodios forman una conexión histórica entre ámbas divisiones primordiales del libro Isaías.
El primer milagro de Cristo en la tierra fue editar el agua en vino; su última victoria antes de entablar su reino en la tierra será pisar el lagar de su furia. ¿Por qué razón Cristo derrotará a las naciones que tratan de destruir a los judíos? Cristo leyó en la sinagoga de Nazaret Isaías 61.1–2 (Lc 4.16–21), y se aplicó a sí mismo las palabras. Vino para agradar las necesidades espirituales del pueblo y a «proclamar el año satisfactorio del Señor». Allí se detuvo en su lectura, por el hecho de que «el día de venganza» no va a venir sino más bien en la tribulación (Véanse 63.1–4). El día de hoy vivimos en el «año de la buena intención», el día de la felicidad.
Preparad sus hijos para el maVolver arribadero, por la maldad de sus padres; no se levanten, ni posean la tierra, ni llenen de ciudades la faz de todo el planeta. Toda la tierra está en reposo y en paz; se canVolver llegaron loas. Ya que Jehová va a tener piedad de Jacob, y todavía elegirá a Israel, y lo va a hacer reposar en su tierra; y a ellos se unirán extranjeros, y se junVolver llegarán a la familia de Jacob. Ya que haré estremecer los cielos, y la tierra se marcha a desplazar de su sitio, en la indignación de Jehová de los ejércitos, y en el día del ardor de su furia. Hete aquí el día de Jehová viene, horrible, y de indignación y ardor de furia, para editar la tierra en soledad, y raer de ella a sus pecadores. Vienen de lejana tierra, de lo postrero de los cielos, Jehová y los instrumentos de su ira, para eliminar toda la tierra.
En esa temporada, un Faraón de origen etíope se apropió de todo el Delta del Nilo y trató de poner en una situación comprometedora a los pueblos vecinos, aun a Judá, en una vasta coalición contra Asiria. El aviso se cumplió entre los años 734 y 732, temporada en que Ezequías, el hijo de Ajaz, tenia unos siete años. En ese transcurso, Asiria sometió al reino de Damasco y conquistó una parte del territorio de Samaría (2 Rey. 15. 29; 16. 9).
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No coloque estas promesas a los cristianos de hoy, espiritualizándolas o convirtiéndolas en símbolos. Se cumplirán verdaderamente en la tierra de Israel en el instante en que Jesús vuelva. La palabra «gloria», en sus distintas formas, se halla veinticuatro veces en estos episodios. Sin duda no había ninguna gloria en Israel ni en Judá en el instante en que terminó el cautiverio babilónico y el desgastado remanente volvió a su tierra. Qué desalentador debe existir sido regresar a una tierra agostada por la guerra, a la ciudad con las murallas destrozadas y las puertas quemadas por el fuego, y a un templo dejado en ruinas.
Isaías es el gran “tradicional” de la poesía bíblica. Pero él es, más que nada, el más grande de los profetas mesiánicos. Su fe está intensamente arraigada en la tradición davídica. La dinastía de David fué establecida para toda la vida en Jerusalén, que no solo es el centro de Judá y de Israel, sino más bien el punto hacia el que convergerán todas y cada una de las naciones de la tierra (2. 1-6).