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lucas 16 19 31
La presencia de Lázaro en su puerta le rindió la oportunidad de cumplir un servicio fundamental, pero no sintió compasión ni tomó ninguna acción. Esta historia nos recuerda las grandes desigualdades en los tiempos de Jesús y todavía hoy. La parábola nos sugiere proceder a vernos como mucho más ricos en bienes terrenales que muchos millones.
Se nutre del gozo de la Promesa como valor permanente, de un “algo considerablemente más”, antes que del fugaz exitación de la satisfacción, que solo crea dependencia. Quien guiado por la Promesa en Dios, sabe que tiene mucho más futuro que pasado. No no tiene realismo, ya que el ideal, prevalece sobre la decaída situación.
Lectura Del Beato Evangelio Según San Lucas (16,19
No nos llama la atención entender de la desaparición de Lázaro. Gente pobre y enferma sin ingreso a precaución médico muere próximamente. Las únicas criaturas que se dan cuenta de él son los perros que vienen a lamer sus llagas. Lázaro los vería como un estorbo, y no pensaría que hacen ministerio.
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En contraste, los pobres están vestidos en llagas y yacen entre los perros. Están hambrientos y débiles, y excluidos de las buenas cosas de la vida. Los dos, ricos y pobres mueren, y entonces su suerte se revierte. Por dado que Dios es pura compasión, el pobre es llevado derecho al reino de los cielos, al tiempo que el rico tendrá que soportar el mal de la conversión. Medito sobre los trabajos enigmáticos de la providencia de Dios. Había un hombre rico, que se vestía de púrpura y de lino fino, y hacía cada día banquete con esplendidez.
Y deseando hartarse de las migajas que caían de la mesa del rico; y aun los perros venían y le lamían las llagas. Esta parábola retó a Albert Schweitzer y le impulsó a dejar su historia confortable en Europa para establecer el Hospital Lambarene en África . Wikimedia Commons alberga una categoría multimedia sobre Parábola del rico epulón y el pobre Lázaro. Vinculado con Lázaro de Betania hace aparición además en los evangelios Simón el Leproso, otro personaje al que no se ha de confundir con el pobre Lázaro, a quien asimismo tiene por nombre Lázaro el leproso.
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Durante unos cuantos años terminados esto fue de esta manera todos y cada uno de los días, desde luego la vasija especial se encontraba muy orgullosa de sus logros, ya que se sabía idónea para los objetivos para los que fue construída. Pero la pobre vasija agrietada estaba muy abochornada de su imperfección y se sentía miserable pues solo podía hacer la mitad de todo cuanto se suponía que era su obligación. Servimos en Caritas como Lázaro, o sea desde la experiencia de nuestras lesiones, pero en este momento sanadas por Jesús, esto es servir desde la cicatriz.
- Dios mira al interior; allí pesa, allí examina.
- Y alabó el señor al maestresala malo por haber hecho sagazmente, por visto que los hijos de este planeta son en su generación mucho más capaces que los ahijos de luz.
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Mi experiencia me lleva a comprender al otro y desde ahí tender una mano para levantarlo, siendo testigo del Jesús que me ha sanado, dejando en el testimonio personal, el espacio a fin de que Él obre en su crónica. Veo en el otro a Jesús, tal y como si mirase a través un vidrio limpio, su la verdad. El rico que nos enseña Jesús, en su farisea administración o es injusto o es heredero de injusticia. “háganse amigos con el dinero de la injusticia, para que el día en que este les falte, ellos los reciban en las moradas eternas” (Lc. 16, 9). Es quien en vez de “ganar el pan con el sudor de su frente”, consigue “el pan con el sudor del de enfrente”.
La llave para entender el sentido de la Biblia es el pobre Lázaro, sentado a la puerta. Dios viene a nosotros en la persona del pobre, sentado a nuestra puerta, para asistirnos a completar el abismo insondable que los ricos creamos. Lázaro es también Jesús, el Mesías pobre y siervo, que no fue aceptado, pero cuya muerte cambió radicalmente todas las cosas. Es la luz de la muerte del pobre que lo cambia todo. El sitio del tormento es la situación de la persona sin Dios. Por más que el rico piense tener la religión y la fe, no hay forma de que pueda estar con Dios, ya que no ha abierto la puerta al pobre, como hizo Zaqueo (Lc 19,1-diez).
El rico sería el pueblo judío, que tiene por padre a Abraham, que tiene a Moisés (quien representa a la Torá) y a los Profetas (o sea, a los Libros proféticos o Nevi\\\’im), y que no aceptó el mensaje de la resurrección de Jesús. El Evangelio de Lucas destina expresiones muy duras para los ricos, muchas de las que no están en los otros evangelios. El rico salió para el infierno no por sus recursos, sino por el hecho de que dedicó toda su historia a agradar su gusto, en lugar de haberla utilizado en efectuar proyectos de misericordia. Esta parábola está apuntada a los líderes religiosos de ese tiempo. Pero se aplica a cada uno de nosotros, singularmente a aquellos que fueron bendecidos con privilegios, dinero, talento, educación, etcétera. No hay nada malo con ser abundante en alguno de esos puntos, lo que importa eternamente es la forma en que utilizamos nuestras riquezas.
— tecnicoGM (@mervis_v) April 17, 2021
Jesús nos enseña a través de este relato la vida de 2 hombres bien distintas. En primer lugar la vida del rico que vestía con opulencia y radical lujo realizando banquetes con esplendidez cada día. Por otro lado, estaba la vida de un mendigo llamado Lázaro el que estaba lleno de llagas y sufría de apetito. En este mundo material la multitud podrían pensar que la vida del rico es un caso de muestra de felicidad y éxito y sus opciones viran cerca de los que este mundo da. No obstante, vemos al podre Lázaro, enfermo y indigente, un miserable a los ojos de este planeta pero rico para Dios como lo observaremos considerablemente más adelante.
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