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libro de los hechos
Conzelmann con relación a las historias de Ananías y Safira (5, 1-11), de la liberación de Pedro (12, 3 y ss.) y de las listas de 6, 5 y 13, 1-3. Sin excluir las dos opciones, es realmente difícil descartar tampoco que las fuentes que se relacionan con esta sección del libro, utilizadas por Lucas para su redacción posterior, fuesen esencialmente orales y no escritas. Es bastante posible que Lucas utilizara distintas fuentes en la elaboración del libro de los Hechos. Joachim Jeremias demostró ahora lo insostenible de la teoría, si bien, como ha dejado de manifiesto W. Kümmel, su proposición de una fuente antioquena es del mismo modo inaceptable. Los 12 primeros episodios semejan obedecer a una pluralidad de fuentes que, probablemente, iban referidas a capítulos concretos o a ciclos de episodios.
Y tercero, observaremos la naturaleza diversa de sus testimonios, de qué forma usaron diversos medios para enseñar el mensaje del evangelio. Empecemos con las calificaciones exclusivas de los apóstoles para su trabajo. La iglesia medraba internamente conforme los cristianos primitivos vivían según las enseñanzas de los apóstoles, entregándose a sí mismos en vidas de servicio a Dios y a sus amigos creyentes. Los resultados del derramamiento del Espíritu en Pentecostés fueron impresionantes en los primeros días de la iglesia. Entonces, cuando Jesús les ha dicho a sus apóstoles que los bautizaría con el Espíritu Santurrón para proporcionarles poder como sus presentes, les se encontraba señalando que el Espíritu obraría mediante ellos tal como había obrado por medio de otros en el Viejo Testamento. El Espíritu Santo efectuaría acciones de poder para autentificar la realidad del mensaje de los apóstoles, y les daría expresiones para que charlasen a esos que se les oponían.
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Desde esos primeros días de la iglesia cristiana, la presencia del Espíritu Beato ha sido aplicada a la iglesia, dándole poder para ser útil. Siempre y en todo momento debemos aguardar que el Espíritu Santurrón esté que está en la vida de los cristianos, pero no debemos esperar exactamente el mismo tipo de manifestación que vemos en Pentecostés. De verdad, aun en otras oportunidades de derramamientos interesantes del Espíritu en Hechos, las manifestaciones del Espíritu no fueron precisamente exactamente las mismas. Las lenguas de fuego aceptables y el sonido del viento, como los dones de profecías y lenguas en Pentecostés, no fueron experiencias recurrentes. Fueron el resultado de una enorme intervención divina, un hecho de Dios para abrir su reino.
Los helenos creían distintas teorías acerca de la creación e incluso se inclinaban a cierta forma de evolución. Pablo aseveró sin vueltas que Dios creó todo y no vivía en santuarios hechos por hombres. Dios da la vida a todo; de todos modos el hombre no puede ofrecerle nada a Él. Su sistema se cimentaba en el orgullo y la independencia personal. La naturaleza era su dios y creían que toda la naturaleza avanzaba gradualmente hacia un enorme clímax.
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Por último, hay que indicar que, aparte de las restricciones indicadas previamente, pesa sobre la obra un plan congruente que excluye buen número de hechos previos a la destrucción del Templo. Para resumir, en tanto que, tenemos la posibilidad de decir que el libro de los Hechos forma una fuente muy importante por su cercanía a los capítulos narrados tal como por las fuentes que, presumiblemente, subyacen en sus orígenes. Con todo, su fantasma narrativo es claramente con limite, en el tiempo y en la temática, con relación a el estudio del judeo-cristianismo en el Israel del siglo I. Primeramente, Lucas articula un relato del cristianismo primitivo que tiene precisamente una finalidad no solamente histórica y a la que podríamos denominar como «Historia trascendente». Pasando al tema de la crítica del libro, hay que apuntar que, desde bastantes puntos de vista, resulta indiscutible que Hechos es una de las fuentes principales para emprender el estudio del judeo- cristianismo asentado en Israel a lo largo del siglo I. El carácter de las fuentes usadas por el creador del mismo —a nuestro juicio, muy probablemente, Lucas— es muy temprano y directo en términos en general y sensiblemente confiable.
(Véanse Lc 24.32.) Algunos judíos creyeron; una multitud de helenos (judíos prosélitos) creyeron; y muchas de las mujeres líderes. Pero, como siempre y en todo momento es el caso, Satanás se opuso mediante los descreídos. Al continuar viajando con Pablo en su segundo viaje misionero le observamos en tres diferentes ciudades y vemos tres reacciones distintas al evangelio. Hechos es verdaderamente los «Hechos del Espíritu Santurrón», puesto que Él estaba actuando en la vida de los apóstoles.
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Aunque algunos autores han insistido en que el constructor de Hechos ha podido realmente bien intercalar en su obra los extractos de períodico de viaje que corresponden a las «partes-nosotros» sin que estos fuesen obra suya, tal postura nos parece difícil de mantener. De verdad, Harnack la refutó contundentemente al instruir que estos pasajes no se distinguen lexicológicamente del ambiente, pudiendo ser obra del constructor final de los Hechos. Dibelius ha supuesto la existencia de una fuente redactada anterior de «itinerario», pero la hipótesis fué contundentemente contradicha por distintos autores. A nuestro enteder, no es requisito recurrir a la hipótesis de una o múltiples fuentes escritas para argumentar la utilización de «nosotros».
He omitido los dioses paganos, quienes son seres imaginarios y en consecuencia no reales individuos protagonistas de la historia. Nosotros, hoy, asimismo somos personajes que podemos recibir el Evangelio por la fe y la Salvación de Dios para ir al nuevo planeta del Reino eterno, y entre tanto predicar ese mensaje, hacer justicia y querer al prójimo. Semejante situación no solo es esencial con relación a hechos sino más bien también con el evangelio de Lucas que fue escrito antes. Nos hallaríamos en un caso de esta forma con una obra redactada pocos años tras la vida de Jesús. En relación a estas partes hay que indicar primeramente que su cuenta resultó escencial en el hecho de ayudar a que la Iglesia primitiva identificara al creador de la obra con un compañero de Pablo que, presumiblemente, habría sido Lucas.
En el capítulo 13 es Pablo el que acepta el liderazgo, aquí y por todo el resto del libro. Tiene dentro múltiples datos sobre los apóstoles Pedro y Pablo, y de la Iglesia cristiana desde la ascensión de nuestro Señor hasta la llegada de San Pablo a Roma, período de unos treinta años. San Lucas es el creador de este libro; estuvo que se encuentra en varios de los sucesos contados y atendió a Pablo en Roma. Pero el relato no distribución una historia completa de la Iglesia a lo largo del período a que tiene relación, no de la vida de San Pablo.
es aceptada por pocos, y en su mayor parte por esos que no tienen mucha probabilidad en la veracidad del Libro de los Hechos. La mayoría de los eruditos y asimismo historiadores bíblicos se asientan considerablemente más cerca de algún instante justo antes de la destrucción de Jerusalén en el año 70 D.C. Mi opinión es que Lucas completó su trabajo en algún instante antes del 70 D.C.