Lepra En La Biblia – Un comprendio

lepra en la biblia

Pero en el mundo entero hay unas 15 millones de personas con lepra, la mayor parte en naciones tercer mundistas. Estos juicios eran basados en diagnósticos médicos y una preocupación saludable. Fueron hechos mucho más con la iniciativa de resguardar a la red social de un brote de nosología que con la iniciativa de los derechos del sujeto.

La palabra griega utilizada por Hipócrates y los médicos de la Hélade llamaba lepra a las lesiones aparecidas en la piel con apariencia escamoso, lo que el día de hoy conocemos con el nombre de psoriasis. Asimismo llamaron este tipo de lesiones “psoriasis léuki”, que significa lepra blanca. La lepra es una nosología muy conocida desde tiempos viejos, estigmatizante, mutilante, socialmente marginarizante, crónica, con una expresión de lo mucho más florida y variable, horrible para el tolerante, marcadora de su forma de vida y de su destino. Su evolución lenta hacía de este padecimiento un calvario, cuya terapéutica vieja se fundamentó en pelear sus estados sintomáticos, a resultas del conocimiento limitado de la temporada.

Lepra

Estas patologías eran desagradables y repugnantes; además de esto, describían la condición en que estaban algunas personas que padecían de alguna afección severa en la piel. La primera referencia a esta patología en las tierras bíblicas se incluye en las citas que hace Oribaseos -un destacable y cuidadoso médico bizantino ( d.C.)- de fuentes antiguas. La enfermedad se identifica con el nombre de “elephantiasis” y puede, según la descripción, tener relaciones con la deficiencia de salud conocida hoy en día como lepra. Jesús restauró totalmente la vida de ese hombre, y sigue haciendo lo mismo el día de hoy. Dios sana lo profundo del corazón, transforma nuestra condición; requiere que rindamos a él todo nuestro ser.

Como la lepra es algo tan visible, que causa que el cuerpo se deteriore y se corrompa, sirve realmente bien como símbolo de un estado pecaminoso. El pecado corrompe a la gente espiritualmente de esta manera que la lepra lo realiza físicamente. En Levítico 14 se describe qué debe realizar el hombre para ser, en forma religiosa o ceremonial, purificado o limpio tras haber sanado de la lepra. Podemos consultar algunos paralelismos entre el proceso de ser limpios de la lepra y la manera en que tenemos la posibilidad de vencer las secuelas del pecado.

No debemos pensar que este cambio en los enfermos sea algo de poca monta, es algo muy importante en sus vidas; pero para la “Buena Novedosa” del Evangelio no es un cambio suficiente. La curación de los diez leprosos (17, 11-19), hace aparición en la segunda sección del evangelio (9, , 28). Tengamos en cuenta que este enorme bloque nos comenta los avatares del viaje de Jesús y sus discípulos desde Cafarnaum a Jerusalén. Integrar una nota explicativa, afín a la que está en el Nuevo Testamento y Salmos, edición de estudio, que ponga de manifiesto las diferencias entre la nosología descrita en la Biblia como “lepra” y la patología de Hansen (en general famosa como lepra el día de hoy). Según el artículo de la LXX, la traducción latina famosa como la Vulgata identifica la patología a la que menciona Lev como lepra.

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Una de sus intranquilidades era que ocasionalmente debería ir a un hogar de jubilados y quedaría separado por un buen tiempo de sus seres queridos. A medida que se hizo más y más ligado, estuvo presto a dejar su hogar, pero en la clemencia de Dios nunca debió realizarlo. De manera recurrente pienso en muchas familias que están angustiadas por estar separadas de sus conocidos cercanos en un hogar de jubilados, debido al encierro. Somos seres sociales, y absolutamente absolutamente nadie desea estar apartado de sus conocidos cercanos. A principios de esta semana me senté con un conjunto de feligreses para discutir la logística de de qué forma regresar al culto corporativo en el momento en que se alivien las limitaciones de cierre.

Un rabino alardeaba que él ni adquiriría un huevo en la calle donde viese a un leproso, y otro se vanagloriaba que él lanzaba piedras a los leprosos a fin de que se sostuvieran lejos de él. Anomalías de la salud tal como viruela, sarampión, y la fiebre escarlata tengan la posibilidad de bien comenzar con una condición cutánea que podría ser considerada como lepra – y la persona sería apartada por el tiempo preciso hasta que la condición se limpiara. Esta cuarentena asistía a impedir el esparcimiento de esas anomalías de la salud entre el pueblo de Israel. Y el que durmiere en aquella casa, lavará sus vestidos; también el que comiere en la casa, lavará sus vestidos.

Habitualmente se daba el nombre de “lepra” a todas aquellas patologías que representaban un cambio en el aspecto de la piel del sujeto. El libro del Levítico nos detalla con detalle sus distintas manifestaciones. Un síntoma común a cualquier clase de lepra era la aparición de manchas en la piel. Asimismo podían padecer lepra las viviendas (Lv 14, 33-53) o los vestidos (Lv 13, 47-59). Los contenidos escritos se refieren al moho que hace aparición en las casas o a la podredumbre que se crea en la ropa vieja.

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9Y el séptimo día raerá todo el pelo de su cabeza, su barba y las cejas de sus ojos y todo su pelo, y lavará sus vestidos, y lavará su cuerpo en agua, y va a ser limpio. 56Mas si el sacerdote la viere, y pareciere que la plaga se ha oscurecido después que fue lavada, la va a cortar del vestido, del cuero, de la urdimbre o de la trama. 55Y el sacerdote mirará después que la plaga fuere lavada; y si pareciere que la plaga no cambió de aspecto, más allá de que no se haya extendido la plaga, repulsiva es; la quemarás al fuego; es corrosión penetrante, esté lo raído en el derecho o en el revés de aquella cosa. 54entonces el sacerdote va a enviar que laven donde está la plaga, y lo encerrará otra vez por siete días. 52Será quemado el vestido, la urdimbre o trama de lana o de lino, o alguno obra de cuero en que hubiere tal plaga, por dado que lepra maligna es; al fuego va a ser quemada. 51Y al séptimo día mirará la plaga; y si se hubiere extendido la plaga en el vestido, en la urdimbre o en la trama, en el cuero, o en alguno obra que se hace de cuero, lepra maligna es la plaga; inmunda va a ser.

Un pájaro era sacrificado y la sangre se aplicaba a los elementos y al otro pájaro que se encontraba vivo. La persona sanada de la lepra era rociada adjuntado con el pájaro vivo que luego se soltaba en un campo. La persona era declarada limpia y era mandada a su tienda de campaña en el campamento para esperar una semana. Una vez que se completaba la semana, se le ordenaba efectuar un sacrificio que consistía en una ofrenda por la culpa y expiación, tal como otras promociones. Según los Institutos Nacionales de Salud, la lepra es una patología que se conoce desde los tiempos bíblicos que causa llagas en la piel, daño neurológico y debilidad muscular que empeora pasado un tiempo. Es causada por una bacteria que no es muy infecciosa y común en pequeños solo en mayores.

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