Iglesia Cristiana

Las bases de Hebreos que uno puede favorecerse a partir de el día de hoy

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para que no sean perezosos, sino imitadores de los que mediante la fe y la paciencia heredan las promesas. Si bien Jesús no entró en el sitio santísimo del templo de Jerusalén, entró en el sitio muy santo en el cielo que el templo únicamente representaba. Jesús entró en la misma presencia de Dios Padre llevando su sangre como ofrenda por el pecado de todo el planeta. En el momento en que él penetró tras el velo en el cielo, llegó como nuestro gerente. En su presencia enfrente del Padre, tenemos plena seguridad que nosotros también seremos recibidos precisamente en el mismo ubicación.

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Esperanza Anclada En Jesús

Es firme, digna de plena seguridad, y eterna. ¿Qué es esa ancla que da reposo a nuestro alma? • Necesitamos una ancla segura como protección contra los errores que harían zozobrar nuestra vida. No pienso que esa sea la imagen que el constructor tiene en cabeza aquí.

12a fin de que no se vuelvan perezosos,+ sino imiten a los que por su fe y paciencia heredan las promesas. Así que observamos que Dios no es inconsistente. Él no se esfuerza con promesas y juramentos, y la sangre de Su Hijo, y el sacerdocio eterno de Jesús solo para anclar un radical de nuestra seguridad y dejar el otro colgado en el aire.

que no seáis perezosos, sino más bien imitadores de los que mediante la fe y la longanimidad heredan las promesas. Que no les hagáis perezosos, mas imitadores de aquellos que por la fe y la paciencia heredan las promesas. a fin de que por dos cosas inmutables, en las que es realmente difícil que Dios engañe, los que hemos buscado cobijo seamos grandemente animados para asirnos de la esperanza puesta enfrente de nosotros.

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¿Disponemos un ancla segura en que podemos confiar? Y el creador de Hebreos nos habla de ella en el pasaje que estudiaremos en esta lección. • Necesitamos una ancla segura para defendernos de las corrientes mundanales de nuestra cultura, y para afirmarnos contra las falsas doctrinas. Todos estos usos del ancla tienen su contraparte en la vida espiritual. Ahí tenemos un ancla para nuestra fe, un soporte seguro para nuestra confianza. La preocupación y el miedo te robarán la fe y te van a evitar proseguir hacia enfrente, pero si confías en Dios, vas a creer firmemente en Su verdad y, esperarás seguro a que él te lleve por medio de todo cuanto afrontes.

La que contamos como segura y firme ancla del alma, y que penetra hasta en el velo, donde Jesús entró por nosotros como precursor, hecho supremo pontifice para toda la existencia según el orden de Melquisedec. Así que el mensaje del escritor es que disponemos esperanza en algo absolutamente seguro. Él utiliza tres informaciones del ancla para enfatizarla. En el versículo 19b, llama al ancla algo seguro firme y que penetra dentro del velo.

La salvación que Jesús consiguió por Su sangre fue todo lo necesario para salvar a Su pueblo, no solo a parte de él. O sea lo que significa el versículo 20 en el momento en que asegura que Jesús es “según el orden de Melquisedec, supremo pontifice para toda la existencia”. 2) como una situación objetiva futura en que que poseemos esperanzas (“El cielo es mi promesa”).

Esta promesa es un ancla permanente y confiable para el alma; nos conduce a través de la cortina al santuario interior de Dios. No únicamente contamos una ancla todopoderosa y firme, sino más bien está asentada en un lugar donde no la puede mover completamente absolutamente nadie. Jesucristo nuestra ancla ha penetrado en el velo, hasta exactamente la misma presencia de Dios Padre. Ha entrado como nuestro precursor, esto es, su presencia en ese sitio es nuestra garantía que nosotros asimismo estaremos con él.

Todos y cada uno de los derechos reservados en el mundo entero. Aparte de esto, en su increíble amor, entregó su crónica por ti para que su cuerpo fuera ofrecido en sacrificio perfecto por tus pecados y los míos. Únicamente en Él podemos tener promesa de que, sin importar lo que atravesemos, vamos a llegar a nuestro destino.

De ahí que, tu alma precisa un ancla – NECESITA UN PUNTO DE ENGANCHE -que sea más fuerte que la tormenta. Todos, EN AQUEL BARCO GOLPEADO Y ZARANDEADO, estaban agotados por exactamente exactamente la misma tormenta embravecida. Todos aventados por las mismas olas — chocando y pegando. Pues la vida de los Menonitas estaba anclada en Cristo. Y esta seguridad nos la da Jesucristo, que traspasó la cortina del templo de Dios en el cielo, y entró al sitio considerablemente más sagrado.

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