La verdad prohibida sobre Lucas 19 1-diez Revelada por un Professional

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A través de su historia y muerte Jesús nos comunica que en el corazón del Amor divino anida el deseo de estar con relación a cada individuo individual. Para ti o para mí, regresar al “hogar” es implicarnos en este acercamiento importante. Esta relación entre Jesús y el Único, el que lo envió al mundo, es el foco principal de siempre de Jesús y de sus enseñanzas. El nos apremia para que observemos de qué forma el Espíritu Constructor llega a nosotros, no por él mismo, sino siendo enviado y con relación a Dios.

En la parábola de Jesús, el noble no logró nada para merecer este rechazo, sino unicamente se debía a que los ciudadanos tienen el corazón lleno de odio. Toda la tiene Zaqueo nos proporciona una destacable quién, qué, dónde, cuándo, por qué razón y el de qué forma de recibir a Jesús. Jesús se alegra de recibir a los pecadores, y son alegres para ser salvos.

Jesús?

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Un hombre llamado Zaqueo, jefe de publicanos y rico, trataba de distinguir quién era Jesús, pero la gente se lo impedía, ya que era bajo de estatura. Corrió más adelante y se subió a una higuera para verlo, ya que debía pasar por allí. Este fenómeno también se puede ver en Zaqueo.

Zaqueo ha podido aceptar quién era Jesús y pudo recibir felicidad en su corazón. En otras expresiones, el corazón de Zaqueo se había comunicado con el de Jesús. Zaqueo subió a un sicómoro y miró hacia abajo, pero entonces Jesús le mentó que bajase de manera rápida. Entonces, ¿por qué suponen que Zaqueo subió al árbol?

Deseo el día de hoy solicitarte que, por favor, vengas a mi vida, a estas unas partes de mi ser de donde yo te he sacado. Sé que debo ajustar varias cosas, pero tú puedes asistirme. Quisiera comprender que la salvación que me ofreces me quitará muchas angustias y me va a dar una enorme alegría.

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Dejémonos ver por Jesús, dejemos que su mirada recorra nuestras calles, dejemos que su mirada nos devuelva la alegría, la esperanza, el gozo de la vida. (Homilía de S.S. Francisco, 21 de septiembre de 2015). Cuando estoy contigo, encuentro la alegría poniendo las cosas en su rincón, ordenando mi vida, encontrando las fuentes de generosidad y sabiduría que se han suprimido por causa de viejos hábitos. Jesús, cuando me siento en el computador, tú me miras como miraste a Zaqueo. Me llamas por mi nombre y me invitas a unirme a Ti. No me solicitudes cosas, pero en tu compañía deseo cambiar algo en mí misma y ofrecértelo.

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En otras palabras, el pasaje de las Escrituras de el día de hoy nos comunica que Jesús vino al planeta para buscar a la gente como Zaqueo y salvarla. En el instante en que observamos el perfil personal de Zaqueo, observamos que este hombre era un jefe de los publicanos y riquísimo. En términos recientes, un jefe de los publicanos equivale a un jefe de hacienda. Comunmente los gobernantes del Estado reciben un salario fijo y por ende es muy normal que tuviese una cantidad aceptable de dinero. Pero pese a ser un funcionario Zaqueo era inmensamente rico.

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Al no poder ver a Jesús gracias a su corta estatura, se sube a un árbol. Cuando Jesús lo ve, le dice que baje y que precisa quedarse en su casa, impresionando a la muchedumbre. Hay que subrayar que el honor y el ridículo tenían en aquella cultura mucho más peso que en la nuestra.

• “Pero Zaqueo había tenido una gran intención para hacerse rico, y había encontrado la manera de lograrlo.
• Jesús vino a socorrer ánimas — Enseña la parábola de las minas — Entra triunfalmente en Jerusalén, llora por la localidad y purifica el templo otra vez.

En múltiples ocasiones adquirimos ciertos recursos, juntamos demasiadas cosas, pensando, tal vez, mucho más adelante que no podemos garantizar. Esas reacciones van medrando en nuestra vida y nuestros valores importantes van trasladando de rincón. Por estar tan atentos de nuestra agitada vida, dejamos de lado lo que era escencial. Lo que aprendimos desde la niñez, en este momento lo vemos desvalorado. Buscamos una salida a nuestras cuestiones sobre la dirección de nuestras reacciones, y no en todos los casos la logramos hallar.

Sabemos que la alegría de Jesús es mucho mayor, ya que es mucho más bienaventurado ofrecer que recibir. Quizás Zaqueo tenía un montón de cuestiones, pero él no las preguntó en el árbol sicómoro. Él bajó del árbol, se halló con Jesús, y después le preguntó lo que deseaba. El Evangelio nos enseña que para apoderarse a el resto para Cristo hay que dejarse apoderarse primero por Él. Si disponemos a Cristo en nosotros, entonces no vamos a poder callarnos.

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