La trampa del La Biblia Amen Amen

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Estimados hermanos y hermanas, el modo perfecto de actuar de Dios —muy distinto del nuestro— nos da consuelo, fuerza y promesa por dado que Dios no quita su «sí». Dios nunca se fatiga de nosotros, nunca se cansa de tener paciencia con nosotros, y con su enorme clemencia siempre y en todo momento nos antecede, sale Él primero a nuestro acercamiento; su «sí» es completamente fiable. En la cruz nos revela la medida de su amor, que no calcula y no tiene medida. “La oración cristiana es un genuino acercamiento personal con Dios Padre, en Cristo, mediante el Espíritu Beato. En este encuentro, entran en diálogo el «sí» leal de Dios y el «amén» confiado de los fieles.

Y Josafat se inclinó rostro en tierra, y todo Judá y los habitantes de Jerusalén se postraron enfrente del SEÑOR, adorando al SEÑOR. Sea puesta mi oración delante de ti como incienso, el alzar de mis manos como la ofrenda de la tarde. “Y no nos metas en tentación, mas líbranos del mal. Pues tuyo es el reino y el poder y la gloria para siempre jamás. Debemos ingresar en este «sí», entrar en este «sí» de Cristo, en la adhesión a la intención de Dios, para llegar a afirmar con san Pablo que ya no vivimos nosotros, sino es Cristo mismo quien vive en nosotros. De este modo, el «amén» de nuestra oración personal y social envolverá y convertirá toda nuestra vida, una vida de consolación de Dios, una vida inmersa en el Amor eterno y también inexpugnable”.

El Dios Del Amén

Asimismo conocemos a los egipcios Amón (Dios Padre – siglo XX a.C.), Amón-ra (Dios del sol – s. XVII a.C.) y Tutankamón (Imagen de Amón – s. XIV a.C.). Entonces el rey Ezequías y los oficiales ordenaron a los levitas que cantaran loas al SEÑOR con las palabras de David y del vidente Asaf. Cantaron loas con alegría, y se inclinaron y adoraron. Por lo tanto, en el momento en que cantamos un himno que refleja la verdad de la Biblia y terminamos cantando “amén”, estamos mostrando que aprobamos el contenido de la alabanza en el himno.

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Por Qué Razón Es Tan Importante Decir Amén

Por simple que parezca, la palabra amén rebosa de concepto y propósito. Otra historia de historia legendaria urbana es que el hebreo tomó amen del egipcio amón. El padre de los judíos, cristianos y musulmanes, Abraham, fue expulsado de Egipto por mencionarle al faraón que su mujer, Sara, era su hermana y de qué manera el pueblo hebreo se escapó de Egipto (Éxodo).

Por dado que de El, por El y para El son todas las cosas. a El la gloria en la iglesia y en Cristo Jesús por todas y cada una de las generaciones, por los siglos de los siglos.

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En el instante en que las expresiones fluyen de un idioma a otro, de manera frecuente se traducen a una palabra que se ajusta a ese idioma. La mayor parte de las palabras en inglés no encajan con las palabras en otros lenguajes, con lo que debemos traducir entre lenguajes. Esta se encuentra dentro de las razones por las que el libro de la señora Tziropoulou se considera chovinista panhélenico. La palabra amén (אמן), en hebreo, existía bastante antes (Números a.C.) que i min ( ἦ μὴν) apareciese en los versos de Homero (800 a.C.).

De forma frecuente respondemos de forma rutinaria con nuestro «amén» en la oración, sin fijarnos en su concepto profundo. Este término proviene de ’aman’ que en hebreo y en arameo significa «hacer persistente», «consolidar» y, consecuentemente, «estar seguro», «decir la verdad». En la oración constante, diaria, podemos sentir en concreto el consuelo que procede de Dios. Y esto fortalece nuestra fe, ya que nos hace presenciar de modo concreto el «sí» de Dios al hombre, a nosotros, a mí, en Cristo; hace sentir la lealtad de su amor, que llega hasta el don de su Hijo en la cruz.

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Bendijo entonces Esdras al SEÑOR, Dios grande. levantando sus manos; y se humillaron, y adoraron al SEÑOR inclinados a tierra. Bendijo entonces Esdras á Jehová, Dios grande. alzando sus manos; y humilláronse, y adoraron á Jehová inclinados á tierra.

Que allí donde hay odio, yo ponga el cariño. Que allí donde hay ofensa, yo ponga el perdón. Que allá donde hay discordia, yo ponga la unión. Que allí donde hay error, yo ponga la verdad. Que allá donde hay duda, yo ponga la Fe. Que allí donde desesperación, yo ponga la promesa.

En el momento en que comentamos un “amén” coral en el desenlace de la oración pastoral, de nuevo enfatizamos nuestro acuerdo con la validez y la seguridad del contenido de la oración misma. En hebreo, amén pertenece a precisamente exactamente la misma raíz que la palabra “creer”, que significa “remarcar” o “corroborar”. En la Biblia se emplea para ofrecer fuerza a las expresiones y para invocar su cumplimiento. En el culto judío era utilizada para acabar y ratificar una oración.

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