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sadrac mesac y abednego
Su sabiduría y honestidad los condujo a ostentar en esenciales responsabilidades en la corte de Babilonia. Pero cuando el rey Nabucodonosor ordenó crear una enorme estatua exigiendo que todos se postraran enfrente de ella, bajo la amenaza de muerte a quien desobedeciera, estos jóvenes siguieron de pie, de acuerdo a sus convicciones. En el instante en que fueron llamados ante la presencia del rey, reafirmaron sus seguridad en Dios rechazando inclinarse enfrente de la imagen. Ahora condenados a muerte, fueron lanzados en un horno candente, donde Dios fue su compañero y libertador, lo que logró que el rey alabara el nombre de Dios y promulgara un decreto donde condenaba a muerte a todo el que que blasfemase contra el Dios de estos jóvenes. El rey se encolerizó tanto que mando a que los enviasen al horno de fuego como castigo de su rebelión. Quizás varios hombres o mujeres creerían que estos tres hombres se retractarían de su resolución al meditar que iban a ser consumidos por las llamas de fuego.
Los nombres de Beltsasar, Sadrac, Mesac, y Abednego fueron puestos por un jefe de los eunucos, sus reales nombres eran Daniel, Ananías, Misael, y Azarías. https://t.co/6fFgaUVfZ5
— Cucho (@UdsMeValenVerga) March 15, 2021
Claro, nosotros estamos en el mundo, y frecuentemente somos tentados y hasta caemos en pecado, pero debemos entender y entender que hay alguien de nuestro lado que venció a este planeta para darnos libre acceso al Padre por medio de la fe. Debemos tener la misma convicción y santidad de estos tres personajes. Este pasaje nos enseña realmente que estando unidos entre hermanos, mucho más se afianza nuestra fe en Dios. Sabemos la situación de hoy, el mundo viene en debacle, y nosotros debemos estar separados de esto, porque todo cuanto el mundo nos da, no viene de Dios. No tenemos la posibilidad de vivir nuestro cristianismo a medias, estando de un lado con el planeta y del otro con Dios, ya que llegará un momento en donde las luchas serán bien bien difíciles, y sin una fe firme y sin Dios completamente a cargo de nuestras vidas, no vamos a poder soportarlas.
Pequeños A Prueba De Fuego
Si bien el supervisor babilonio estaba renuente a agradar la solicitud de estos cuatro hombres de no comer ni tomar de la provisión día a día del rey para ellos, él les dejó llevar a cabo una prueba de diez días con la comida y la bebida que ellos solicitaban. Debido a que ellos lucían sanos al final de este periodo, les dejaron proseguir con la dieta de vegetales y agua que habían solicitado (vv. 12, 16). Entonces Nabucodonosor, enojado y furioso, dio orden de traer a Sadrac, Mesac y Abed-nego; estos hombres, ya que, fueron conducidos frente al rey. Y el rey Nabucodonosor mandó reunir a los sátrapas, prefectos y gobernadores, los consejeros, tesoreros, jueces, magistrados y todos los gobernantes de las provincias a fin de que vinieran a la dedicación de la escultura que el rey Nabucodonosor había levantado. Alguien dijo al rey que ellos no estaban adorando al ídolo, y el rey se encontraba muy enojado. Mandó buscar a Sadrac, a Mesac y a Abed-nego y les mentó que serían quemados en el horno; pero ellos no tenían temor por dado que sabían que Dios los salvaría.
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Los cristianos luteranos además recuerdan a los tres jóvenes, considerados profetas, en su santoral el 17 de diciembre al costado del profeta Daniel. Y mandó que ciertos valientes guerreros de su ejército ataran a Sadrac, Mesac y Abed-nego, y los echasen en el horno de fuego candente. y el que no se postre y adore, va a ser echado en un horno de fuego candente. pero el que no se postre y adore, va a ser echado en el instante en un horno de fuego candente. 23Y estos tres hombres, Sadrac, Mesac y Abed-nego, cayeron atados en el horno de fuego ardiendo. 21Entonces estos hombres fueron atados con sus mantones, sus calzas, sus turbantes y sus vestidos, y fueron echados dentro del horno de fuego ardiendo.
Estos tres jóvenes judíos que formaban una parte del exilio hebreo en Babilonia, se niegan a adorar la escultura. El rey enloquece y manda asesinarlos introduciéndoles en un horno. Un ángel les protege del fuego y finalmente el rey decide dejarles marchar. Abed-nego es un personaje que hace aparición en la Biblia en el libro de Daniel, cuyo nombre es babilónico. Su nombre, hebreo, se ajusta a Azarías, uno de los tres compañeros de Daniel en Babilonia.
sadrac mesac y abednego
El rey miró en el horno y vio a 4 hombres caminando, uno era un ángel de Dios. Los sirvientes del rey encendieron fuego en el horno, anudaron con cuerdas a Sadrac, a Mesac y a Abed-nego y los tiraron en el horno. El horno estaba tan ardiente que los sirvientes del rey murieron quemados. El rey llamó a Sadrac, Mesac y Abed-nego, y ellos salieron del horno.
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En este relato está esbozado entre los temas considerablemente más propios del libro de Daniel y, por norma general, de los escritos apocalípticos. La estatua gigantesca llevada a cabo de elementos distintos – oro, plata, bronce, hierro y barro – representa simbólicamente la historia humana vista como un todo, pero dividida, al mismo tiempo, en diferentes periodos. Cada periodo de tiempo marca una exclusiva etapa en el avance del enigmático plan de Dios, que como constructor del mundo y Señor de la historia dirige todas las cosas hacia el término que él mismo ha fijado de antemano. Cuando llegue el propósito del tiempo presente (cf. Dn 12.4,9), Dios establecerá su reino eterno y universal, que va a tomar el sitio de los imperios de este mundo (Dn 2.45) y colmará todas las esperanzas de su pueblo (cf. Dn 2.34-35; 7.14,27). No quisieron pisar lo que ellos creían por obediencia.
Podemos notar con todo lo citado que la fe y la santidad van muy juntas. Debemos testificar con nuestras vidas lo que suponemos, y no solo de boca para afuera, sino con proyectos de caridad, amor al prójimo y una vida de obediencia a Dios. 8Por esto en aquel tiempo ciertos hombres caldeos vinieron y acusaron maliciosamente a los judíos.
11y el que no se postre y adore, sea echado dentro de un horno de fuego ardiendo. 6y cualquiera que no se postre y adore, instantaneamente será echado en un horno de fuego ardiendo. Canta con bastante ritmo la canción de los tres amigos de Daniel, que fueron arrojados al horno de fuego. Y como la orden del rey era apremiante, y habían calentado bastante el horno, la llama del fuego mató a esos que habían alzado a Sadrac, Mesac y Abed-nego. El rey Nabucodonosor logró una estatua de oro, cuya altura era de sesenta codos y la anchura de seis codos; la levantó en el campo de Dura, en la provincia de Babilonia. El ángel de Dios resguardó a Sadrac, Mesac y Abed-nego en el instante en que estaban en el horno de fuego.
“Sadrac, Mesac y Abednego le respondieron a Nabucodonosor: —¡No es necesario que nos defendamos frente Su Majestad! Si se nos lanza al horno en llamas, el Dios al que servimos puede librarnos del horno y de las manos de Su Majestad. Pero, aun si nuestro Dio… https://t.co/aVFNSd8FDK
— Juan Julio Báez (@juanj_baez) January 30, 2020
La orden del rey era que sus súbditos debían postrarse enfrente de esta escultura. Cualquier persona que no lo hiciese sería lanzado al horno de fuego (vv. 5-6). Pero estos tres hombres, Sadrac, Mesac y Abed-nego cayeron, atados, en la mitad del horno de fuego candente. Entonces estos hombres fueron atados y lanzados con sus mantones, sus túnicas, sus gorros y sus otras ropas en el horno de fuego candente. Exactamente nuestro Dios a quien servimos puede librarnos del horno de fuego candente; y de tu mano, oh rey, nos librará. Logró que los arrojaran al horno de fuego, pero en el instante en que el rey miró en el horno, se sorprendió al ver a un ser celestial en el fuego con los tres hombres.
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