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dile a mi pueblo que marche
Él hace aparición en esta escena como un hombre inconmovible; con una fe inexpugnable pues sabía quien era Jehová. Todavía estarían muy vivas las palabras en el momento en que en su llamado le había dicho «Yo soy el que soy»; así le conoció, pero asimismo por su poder increíble, manifestado por medio de las plagas destructoras. El texto nos dice que temieron y clamaron. La palabra que traduce aquí por «clamar» tiene tácita la idea de clamar a causa de una gran angustia. Aquella queja colectiva tuvo que haberse transformado en una gran gritería.
Faraón marchó tras Israel, pero fue destruido en el mar colorado. Cualquier cosa que este marchando tras nosotros para hacernos regresar atrás, será destruida cuando obedezcamos la orden de marchar hacia la independencia. Después que Moisés descubrió su profunda confianza en lo que Dios podía hacer por ellos, como ya lo había hecho antes, escuchó algo con lo que aumentó mucho más su fe en una aparente victoria. En el momento en que el Señor dijo «¿por qué clamas a mí? », Moisés debió comprender que aquella no era la hora para rezar sino para marchar.
13 .15 “y Moisés Dijo Al Pueblo: No Temáis; Estad Firmes, Y
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Pero también comprendería que Dios iba a manifestarse en la mitad de ellos de una forma excepcional. Es tal y como si Dios le hubiera dicho «no prosigas pidiéndome lo que yo se que tengo que hacer, solo dile a ese pueblo que marche». Es marido de la mejor mujer, padre de 2 hijos espectaculares, pastor y directivo de Desafío Joven. En los últimos 12 años trabajó con jóvenes, padres y líderes juveniles.
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Fue allí donde se dio la primera protesta y murmuración del pueblo. Las cuestiones que salieron en la mitad de la queja revelaron la baja cree a la que les había llevado el período de esclavitud y la debilidad de su fe. Usted no marcha solo, tiene el más considerable aliado. Dios abre las puertas donde todo se ha cerrado. Israel aprendió eso únicamente comenzando el camino de su independencia.
- », Moisés tuvo que entender que aquella no era la hora para rezar sino más bien para marchar.
A un lado tenían a Migdol con sus desiertos de arena inaccesibles; al otro lado estaba el mar Colorado, ¡irrealizable ir por allí! Al lado oriental estaba la intransitable sierra de Baal-Zefón. La única forma de huír era devolviéndose por la misma ruta de donde venían.
dile a mi pueblo que marche
El rey de Egipto sabía muy bien donde había acampado Israel. Según el entender que tenía de aquel sitio, allí no había escapatoria. Bien tenemos la posibilidad de decir que esta historia nos muestra la última plaga que le vino a Egipto. En sus anales históricos debieron reseñar la humillante derrota a la que fueron sometidos por la una parte del Dios que peleó por un pueblo llamado Israel. Esta historia es confortante para todos nosotros. Tenemos el mismo Dios de antes.
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Obedeció como hasta ahora lo había hecho, y usando la vara como el instrumento a través del que Dios ha manifestado su poder, vio, junto con su pueblo, la manera como Dios peleó por ellos. A la orilla del mar Dios vino a ellos como guerrero, conquistador y vencedor. Esta es la actitud que debemos tener para que la presencia del enemigo no obnubilese la visión del Dios que está con nosotros. Los temores del fracaso esconden de la vida, la fe permanente que debiera estar puesta en nuestro poderoso Dios.
I liked a @YouTube vídeo https://t.co/NpwBKmGNP0 Dile a mi pueblo que marché – Pastor Juan Carlos Harrigan
— Elena Medina (@elenuchy) December 26, 2018
Hay todo tipo de temores con las que podemos ser asolados. La aparición de una enfermedad seria conduce al miedo de la muerte. Una mala coyuntura económica conduce al temor de la seguridad familiar. El no ocupar la parte cariñosa y emocional puede conducir a un miedo por la soledad, entre los más temidos de todos. Aquel sería el más grande momento para evaluar su fe.
La fe y el temor son irreconciliables; donde hay fe no hay temor y donde hay miedo no hay fe; conque hermanos tú decides donde acomodarte. De ahí que hoy, podemos ver, que más allá de ser un animal muy grande, su cabeza dejo de batallar, el elefante se dio por vencido. De este modo pasó con los israelitas, estaban impuestos a estar atados; por el momento no riñas, ya no te defiendes, consideras que es más grande el inconveniente y te desanimas. Por eso Jehová te salva de Egipto, pero a fin de que no vuelvas otra vez ahí. Recibe la palabra profética todos y cada uno de los días en tu correo electrónico.
Hoy mencionamos que es tiempo de marchar, es tiempo de cobrar animo, de tomar fuerzas, de levantarnos y empezar a marchar hacia la bendición que Dios va abriendo. Es de esta forma exactamente como el Señor visualiza a sus hijos, como un ejercito imponente y que regularmente esta en marcha. Si te identificas con este ámbito, si tras ti está el enemigo persiguiéndote, si un mar de inconvenientes te impide ver y llegar a lo que Dios te prometió, si te sientes atrapado y sin salida, no te quedes paralizado, levanta tu cabeza y marcha. Vas a ver de qué forma se abre un sendero frete a ti y como Dios te va a hacer atravesar por él con poder y gloria. Descubrirás que ese camino es Cristo y que no hay problema o contrariedad que en él no pueda exceder. “Di a los hijos de Israel que marchen.
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