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No deseéis atesorar para vosotros recursos en la tierra, donde orín y polilla los consume, y en donde ladrones los desentierran, y hurtan. ”Dejen de amontonar para sí bienes sobre la tierra, donde la polilla y el moho consumen, y donde ladrones entran por fuerza y roban. “No amontonen para ustedes riquezas en la tierra, donde la polilla y el moho corrompen, y donde los ladrones irrumpen y roban.
Esta lavadora de platos probablemente te va a perdurar solo siete años”. Yo pensé, “la última me duró el doble de eso, pero así son las cosas”. Así que te sugiero que no solo procures el precio más bajo, considera asimismo cual producto tiene la mejor garantía. Además es esencial ver que, en el Sermón en el Monte, Jesús no magnifica la pobreza ni la riqueza. Él no asegura que eres mejor si eres pobre o mejor si eres rico.
Mateo 6:19 Reina Valera 1960
O verdaderamente, ‘no puedes servir al Dios vivo y verdadero y al dios del materialismo’. Al meditar en el pasaje de esta mañana nos parece indubitable la sabiduría de la enseñanza de nuestro Señor Jesucristo. Comprendemos que es su intención el que atesoremos elementos del espíritu, valores de fe, y no obstante ¿vamos a poder cambiar el derrotero de nuestra vida, a fin de que nos conduzcamos según esta enseñanza? No hay problema al considerarlo, pero hay una fuerte pelea en el momento en que Jesús nos demanda el vivirlo, en el momento en que se toman resoluciones, en que se tiene premeditado el futuro.
\\\’No les amontonéis bienes en la tierra, donde hay polilla y herrumbre que corroen, y ladrones que socavan y roban. «No os amontonéis bienes en la tierra, donde hay polilla y herrumbre que corroen, y ladrones que socavan y birlan. \\\’No guarden riquezas para sí mismos aquí en la tierra, donde la polilla y el óxido destruyen, y los ladrones penetran y roban. La belleza de un vestuario puede ser abatida por la tarea de la polilla, la abundancia de un granero por el gusano y la rata que corroe, la riqueza de un tesoro por quienes hacen boquetes en las casas y se apropian de las riquezas ajenas. Sin embargo, Jesús enseña a sus acólitos que hay valores que nos prosiguen hasta la eternidad. No caducan transcurrido un tiempo ni sufren al encontronazo de las crisis sociales.
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- Además, vamos a estar regularmente conmemorados que como verdaderos creyentes nacidos de nuevo somos extranjeros en este mundo y que nuestro verdadero hogar, está en los cielos con nuestro Señor y Salvador, Jesucristo.
- Y esa recompensa la vamos a recibir sea aquí en la tierra o en el cielo.
Por tanto, si tu visión es clara, todo tu ser disfrutará de la luz.
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La luz que reluce en las tinieblas, la reprensión de las proyectos malas que se practican en el mundo, son elementos que contribuyen a tener riquezas en el cielo. La obediencia a Dios, la predicación del evangelio, el ser presentes de Jesucristo, asistencia en el hacernos bienes en los cielos. Si nuestro tesoro está en el cielo, nuestro corazón estará allí además.
Pues hay eunucos que así nacieron desde el seno de su madre, y hay eunucos que fueron hechos eunucos por los hombres, y también hay eunucos que a sí mismos se hicieron eunucos por causa del reino de los cielos. Pero buscad primero su reino y su justicia, y todas y cada una estas cosas les serán añadidas. Entonces, la cuestión es qué clase de atención debería prestarle a las pretensiones materiales y a la acumulación de elementos.
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»No amontonen para sí recursos en la tierra, donde la polilla y el óxido destruyen, y donde los ladrones se meten a hurtar. \\\’No guarden bienes para ustedes aquí en la tierra, donde la polilla y el moho los dañarán. Además, los ladrones pueden ingresar a su casa y robárselos. No junten tesoros y reservas aquí en la tierra, donde la polilla y el óxido hacen estragos, y donde los ladrones rompen el muro y hurtan. Estos pasajes tratan un tema fundamental para todo creyente.
Un próspero ciudadano judío se caracterizaba por un vestuario bello, graneros llenos y adinerados tesoros. Hoy día, asimismo persisten valores afines que rigen la conducta de los hombre, se reconoce en otros la belleza y calidad de su vestuario, los bienes que tiene y el capital que acumula en las instituciones financieras. Tal asemeja que un hombre de amplio y fino guardarropa, de abundante riqueza y jugosas inversiones tiene asegurada la alegría. En tener confort material invierte su tiempo, sus capacidades, su vida. Hay que percatarse sin embargo, de lo que asegura Jesucristo. Los recursos materiales están sujetos a la labor asoladora de lo que corrompe y destroza.
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Fue Jesús quien mencionó que donde está nuestro tesoro está nuestro corazón. Considerémoslo para que nuestro corazón no sea hallado amando mucho más los recursos de este planeta, que nos dan seguridad falsa, a los recursos del Reino de Dios. La conducta en que muchos nos movemos da testimonio de que esta palabra de Jesús quedó en el olvido; sacrificamos los elementos de su reino por los elementos de este mundo. Comportándonos con la insensatez de olvidar que el Señor nos manda a efectuar bienes en el cielo.
