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to se apoderó de los corazones del pueblo desde que fueron ex-­ pulsados varios hombres a fin de que el cuerpo de la Iglesia continuara incólume. Saludo a los hermanos que están contigo. El pueblo que está conmigo te saluda.

Se ha perdido la obra que Olimpio, a quien dicen sucesor de Paciano en la sede barcinonense, escribió contra los negadores del libre albedrío, (Qui naturam et non arbitrium in culpam vocant cap. III) y los que suponían el mal eterno . San Agustín cita con grande encomio esta refutación del fatalismo maniqueo, llamando a Olimpio varón gloriosísimo en la Iglesia y en Cristo. Es indudablemente el tratado del obispo barcelonés se dirigía en modo particular contra los priscilianistas, única rama maniquea que llegó a extenderse en España. Los 2 origenistas españoles profesaron la teoría platónica de las ideas, pero en sentido menos ortodoxo que Orígenes, afirmando que en la cabeza de Dios estaban realmente todas las cosas antes de manifestarse en el planeta de afuera. A este realismo extremado unieron concepciones panteístas, como la de afirmar que era uno el principio y la substancia de la ciudad de los ángeles, príncipes, potestades, ánimas y diablos, pese a eso que suponían una extendida jerarquía angélica, fundada en la diferencia de méritos. Totalmente platónica era su doctrina con relación al mundo, que consideraban como ubicación de expiación para las almas que habían pecado en existencias anteriores.

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21 El bautismo, que ahora mismo como anticipo salva asimismo a nosotros, no es supresión de la mugre carnal, sino más bien compromiso con Dios de una conciencia buena a través de la Resurrección de Jesucristo 22 que está a la derecha de Dios, habiéndose ido al cielo, tiene sometidos ángeles autoridades y poderes. Tertuliano ya interpreta el agua de la roca con relación al Bautismo, como hemos indicado previamente. El deseo, la concupiscencia, en un caso así es el comienzo de todos y cada uno de los pecados, cf. Filón, DecaJ173; G. Barbaglio, La prima lettera, p. 474. I. Vincenzo, “Il Battesimo”, p. 359. Feuillet no insiste sobre esta fórmula, de la que afirma que se ha abusado en varias ocasiones para mantener ciertas interpretaciones.

Editorial Scintilla Scintilla, Curitiba, Vol 9, N. 1, P. 7

Sobre la crueldad de Juan en Mateo cf. Castaño Fonseca, “Juan el Bautista. El precursor del Mesías en la tradición sinóptica”, ABM 11 , pp. 69-70. La adición del primer día de purificación, además del tercero y el séptimo es propia a los Manuscritos del Mar Muerto.

Pacencio debía de ser de los maniqueos que en Roma juzgó San León, y de quienes charla en la carta a Toribio. No muy lejano de ellos relumbra San Paciano, obispo de Barcelona, entre cuyas proyectos, por dicha preservadas, hay tres epístolas contra Novaciano y Semproniano , su acólito. Novaciano, antipapa del siglo III, había sostenido el error de los rebautizantes, condenaba las segundas nupcias y el aceptar a penitencia a quien pecara después del bautismo si no volvía a recibir este sacramento.

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Fue autor de una historia de Egipto, de proyectos sobre cometas y sobre la astrologia y los jeroglificos egipcios, asi como de un tratado de gramatica. Querem6n lideraba un grupo que explicaba el sistema espiritual egipcio como pura alegoria de la adoraci6n a la naturaleza. Sus libros no pretendian representar las ideas de sus contemporanees egipcios, sino más bien su objeto era proveer una descripci6n de la santidad y los misterios simb6licos del antiguo Egipto. 8 Buondelmonti ( ) se había asentado en Rodas en 1408 y fue el primer estudioso de la Europa occidental en realizar una inspecci6n minuciosa de las is las griegas.

El estilo era hinchado y lleno de afectación, al decir del Santo. Bajo este título comprendemos no solo las proyectos compuestas por los sectarios de esta herejía, sino asimismo los libros apócrifos de que hacían empleo y las impugnaciones. El canon 30 de los disciplinares de este concilio prohíbe que en la iglesia se canten otros himnos que los cánticos del Viejo Testamento. Si alguno, por valorar repulsivas las carnes que Dios concedió para alimento del hombre, y no por mortificarse, se abstiene de ella, sea anatema. Si alguno cree, con los paganos y Prisciliano, que las almas humanas están sostienes fatalmente a las estrellas, sea anatema. Si alguien considera que el diablo logró ciertas criaturas repulsivas, y que él genera el trueno, el rayo, las tempestades y la sequedad, como dijo Prisciliano, sea anatema.

El po rte marcial del caballero ag reso r señala la naturaleza leza del agente diso lvente . 352 La excelent y asimismo portada , g rabada por Matthau s Merian, es co mún a las dos ed icio nes. Y también n el medallón central se expone la con el símbo lo brillante de la perfecci ón alquimica y los -ru ros de la abundanci a. Lo s alquimistas pasean tra s sus pasos (véase el Y también mblema X LI I de Atalanta f ugiens, 71).

• El culto orgiástico y hondamente naturalista de Dionisio, las abominaciones y nocturnos terrores del Citheron, tardaron, de igual suerte que el rito fenicio de Adonis y otras supercherías orientales en aclimatarse en Grecia, y jamás perdieron su carácter enigmático, arcano y solo a medias tolerado por los legisladores.

Esta prioridad del NT al pasivo, está atestada por el número de referencias. Mt 3,6.13.14.16; Me 1,9; diez,38-39; Le 3,7.12.21; 7,29-30; Hch 1,5; 2,38.41; 8,13.36. agua como símbolo de muerte y Resurrección en este momento desde el AT, como se vió en el capítulo previo, consigue un concepto nuevo.

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Volvamos a la Iglesia de españa, que daba en la cuarta centuria extendida cosecha de sabiduría y de virtudes, no sin que germinasen en este momento algunas semillas heréticas, ahogadas al nacer por la supervisión de los santurrones y gloriosos hombres que en todo el Occidente causó aquella era. Entramos de lleno en el tema de estas indagaciones. Algo y aun bastante debió de fructificar la santa palabra del antiguo Saulo, y de esta manera hallaron abierto el camino los siete hombres apostólicos a quienes San Pedro envió a la Bética por los años de 64 ó 65. Fueron sus nombres Torcuato, Ctesifón, Indalecio, Eufrasio, Cecilio, Hesichio y Secundo.

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