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En el instante en que uno se afana por la vida se está transformando en amo y señor de esa vida; ello no es mucho más que un pecado de rebelión a Dios y asimismo intento de independencia de nuestro Padre. El Dios soberano no permite que seamos los profesores y directores de nuestra vida, puesto que al realizarlo acarreamos el fruto amargo del mal turismo-producido con el daño sobrevenido. El afán nos conduce a no rezar, ya que al estar preocupados nos encontramos desacatando el buscar el reino de Dios y su justicia, tal como el comunicar delante de Él lo que conoce, nuestras pretensiones. Pablo aseguró que si oramos tendremos como resultado la paz de Dios en nuestro corazón, de manera que nuestros pensamientos van a ser guardados en su regazo. Primero que nada hemos de entender que la preocupación es un pecado, y ya eso es dañino para cualquier ser humano. Los gentiles tenían un dios para las riquezas y lo llamaron Mamón, de manera que la preocupación por causas económicas es un sacrificio a esa divinidad pagana que no es otra cosa sino más bien un demonio escondido.
No existe nada que logres sugerir que te permita entrar en Su presencia. Tienes que acercarte y estar dispuesto a recibir lo que Dios te da, y eso es Cristo nuestro Señor. Jesús también mencionó que tienes que lamentar tu pecado pues reconoces que has quebrantado la ley de Dios. Debes ser un hombre o mujer que tiene apetito y sed de justicia. Esta es la una parte de la relación que trata con “proseguirle y ser Su discípulo”.
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— Mateo (@Mateomandrille) April 21, 2021
Estaremos preocupados por la santidad de Dios, llegando a ser considerablemente más como Cristo, y comunicar el evangelio. Estaremos muy prestos a crear Su Reino y no nuestro reino. Reconoceremos que somos maestresalas y que nos encontramos encargados de la administración de los recursos terrenales y que no son los nuestros en el primer ubicación. Además de esto, estaremos todo el tiempo recordados que como verdaderos leales nacidos nuevamente somos extranjeros en este planeta y que nuestro verdadero hogar, está en los cielos con nuestro Señor y Salvador, Jesucristo.
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La codicia puede cegarnos tal es conque únicamente vemos lo que queremos ver. Una sana visión está siendo consciente de los desafíos de la vida y del costo de las buenas decisiones, y da claridad del sendero a seguir en el medio de la luz y de la obscuridad de la vida. Si mi corazón está en la oscuridad, agradezco a Jesús por su Palabra, que me impulsa a caminar hacia la luz. Y todo el que haya dejado viviendas, o hermanos, o hermanas, o padre, o madre, o hijos o tierras por mi nombre, va a recibir cien oportunidades considerablemente más, y heredará la vida eterna. Y otra vez les digo que es mucho más simple que un camello pase por el ojo de una aguja, que el que un rico entre en el reino de Dios. Pero al oír el joven estas expresiones, salió triste, por el hecho de que era dueño de varios elementos.
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En los versículos 19 al 24, Jesús habla de la idolatría, otro destructor de la fe del creyente y de su servicio para Dios. La lámpara del cuerpo es el ojo; de ahí que, si tu ojo está sano, todo tu cuerpo va a estar lleno de luz. Pero si tu ojo está malo”, o verdaderamente ‘es perverso’, “todo tu cuerpo estará lleno de obscuridad. Así que, si la luz que hay en ti es obscuridad, ¡qué grande va a ser la oscuridad! “Nadie puede ser útil a 2 señores; porque o aborrecerá a uno y amará al otro, o apreciará a uno y despreciará al otro.
Es un pecado por la declaración concreta de Jesús que afirma que adondequiera que esté nuestro tesoro estará nuestro corazón. De forma que todo lo que hurta la atención de Dios es un acto de desprecio a Su presencia y a Su palabra. Jesús instruyó a los fieles a “almacenar bienes en el cielo”, en vez de la tierra. La utilización del término “almacenar” es esencial, puesto que piensa una dedicación de energía y esfuerzo en el tiempo para comprar elementos. La búsqueda del tesoro terrenal, aunque sin lugar a dudas es honorable y digno, si se usa para proveer para su familia, como alimentos, ropa y una casa, sencillamente no va a perdurar.
Pues todo aquello que divide tu corazón destruirá tu fe y te va a hacer tropezar en el servicio que rindes a Dios. Jesús es el que ha dicho, “Ustedes no pueden ser útil a Dios y a las riquezas”. El materialismo y la ambición de riquezas en esta vida no tienen la posibilidad de ser tu tesoro. Jesús estaba consciente de las tentaciones y las luchas que los hombres enfrentarían y deseaba evitarles la pelea. Él sabía que lo que un sujeto atesora en la vida cautivará su corazón. Jesús se encontraba refiriéndose a la idolatría—el querer a las cosas considerablemente más que a Dios.
Tienes que ver la totalidad del mensaje por el hecho de que el “de qué forma” amontonar bienes en el cielo es esencial. Tú que ocultas tu tesoro en la tierra eres su ciervo y no su dueño. sino más bien haceos atesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el orín corrompen, y donde ladrones no minan ni hurtan.
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- Esta es la parte de la relación que trata con “proseguirle y ser Su acólito”.
- Él ahora les había enseñado de qué forma la justicia de ellos debía sobrepasar la justicia de los redactes y los fariseos para lograr entrar en el reino.
De nada sirven las riquezas el día de la furia, pero la justicia libra de la muerte. Sí, como una sombra anda el hombre; precisamente en vano se afana; acumula riquezas, y no sabe quién las va a recoger. Puedes estar seguro de que Su amor por ti es más que las sencillos expresiones, “te amo”, escritas en un libro. Él ha comprobado Su amor al probarlo frente a los ojos de toda la raza humana.
Los bienes que van a perdurar son los que tienen un propósito para el Reino de Dios, por el hecho de que nunca desvanecerán, ni puede ser robado de la vigorosa mano de Dios. No acumuléis riquezas en este mundo; las riquezas de este mundo se apolillan y se echan a perder y los ladrones entran y las roban. Esas cosas se echan a perder o son destruidas por la polilla. No amontonen riquezas en este mundo ya que las riquezas de este mundo se apolillan y se echan a perder; además de esto, los ladrones perforan las paredes y las hurtan.