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Aún el día de hoy Dios elige a alguna mujer e implanta en ella del miedo de su nombre. De ella irradia inspiración y lúcida a los que duermen, para que la luz de Cristo los ilumine. Jueces 4 nos dice de una mujer gobernante de Israel.

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Historia De Débora

Una colérica tormenta provocó la crecida del torrente de Cisón y también logró del lote un cenagal desventajoso para los movimientos de los pesados vehículos de hierro. El pavor se apoderó del ejército de Sísara, y su derrota fue total. En el artículo sagrado se atribuye el “Cántico de Débora” a Baraq y a exactamente la misma Débora. Este antiquísimo poema constituye entre los documentos mucho más apreciados que nos ilustran sobre la historia del período de los Jueces.

Y Jael, mujer de Heber, tomó una estaca de la tienda, y poniendo un mazo en su mano, vino á él calladamente, y metióle la estaca por las sienes, y enclavólo en la tierra, pues él se encontraba cargado de sueño y agotado; y de esta manera murió. Vinieron pues las nuevas á Sísara como Barac hijo de Abinoam había subido al monte de Tabor. Y Heber Cineo, de los hijos de Hobab suegro de Moisés, se había separado de los Cineos, y puesto su tienda hasta el valle de Zaananim, que está junto á Cedes. Y juntó Barac á Zabulón y á Nephtalí en Cedes, y subió con diez mil hombres á su mando, y Débora subió con él. Mas los hijos de Israel tornaron á efectuar lo malo en ojos de Jehová, tras la desaparición de Aod. Tras la victoria, Débora entonó, junto a Barac, entre los cantos mucho más viejos y mucho más populares por su belleza y su poesía.

Los Israelitas no tenían nada, no obstante esta historia asegura de nuevo que Dios es todo cuanto necesitamos. La experiencia de Débora evoca, en decisión correcta, el deber de Elías y Eliseo. Empeñó su historia en la militancia política que restauró la dignidad israelita. Desde el llanto de una red social doblegada, ‘engendró’ el gozo de un pueblo liberado; desde la debilidad de un guerrero pusilánime, ‘engendró’ a Barac para socorrer a Israel del flagelo de Sísara. En analogía con Elías y Eliseo, ‘progenitores y aurigas de Israel’, Débora, ‘madre de Israel’, empeñó su historia por ‘engendrar’ un pueblo nuevo, a los héroes que batieron a Sísara a orillas del Quisón.

El relato sentencia la derrota de las tropas cananeas, pero adscribe la muerte de Sísara a la astucia de otra mujer, Yael, la mujer de Jéber, el quenita (Jc 4,11.17-22). A decir de la Escritura, los hijos de Jobab, el quenita, suegro de Moisés, subieron con los de Judá, desde la Ciudad de las Palmeras hasta el desierto de Judá . A juzgar por la información bíblica, las relaciones entre la estirpe de Jobab y los israelitas eran buenas.

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Ella fue quien anunció la caída de YABIN REY DE CANAAN pueblo que había oprimido a Israel a lo largo de 20 años. Yo les invito a leer esta historia con el corazón abierto pues es una carta de amor para ti. Hoy Dios te hablará con la narración de Débora y el jóven Barak. Vas a ver la acción de Dios sobre ellos, precisamente la misma que desea llevar a cabo contigo. En el Viejo Testamento, predicadora que juzgó a Israel y que instó a Barac a luchar contra los cananeos (Jue. 4).

Dios nos llama todo el tiempo a sentir su voz y a hacer su intención. Pídele que te conceda el don de la sabiduría como a Débora a fin de que logres proseguir y vencer tus batallas. El discernimiento que tiene Débora, hoy Dios además te lo ofrece a ti. Es un obsequio incalculable pero tienes que salir en su búsqueda. Tal como en el momento en que te enteras que has recibido una herencia, corres al banco con tus credenciales para cobrarla, así quiere Dios que salgas en su búsqueda, que te pongas en camino de su palabra. Dios te llama a comunicar el evangelio, la buena nueva de que Jesucristo a muerto por todos los hombres por amor.

Desde este horizonte, el poema resalta la libertad de Dios para escoger a los redentores de su pueblo. En el seno de una sociedad regida por hombres, parecería lógico que Dios escogiera un hombre para socorrer Israel, pero Dios, señor de la historia, se vale de la excelencia de Débora y Yael. El poema reclama ceremoniosamente el papel decisivo de la mujer, oculto por la prepotencia masculina, en la construcción política de la sociedad israelita. Débora no solo determina el comienzo de la batalla, siente asimismo entre el fragor de la pelea la intervención de Dios en bien de su pueblo. Como apunta la juez, el Señor exige de Barac el deber militar a fin de que dirija el ejército contra las tropas cananeas. No obstante, a tenor del significado de la raíz “juzgar” en el libro de los Jueces, el ansia de justicia indica el clamor de los israelitas para hallar alguien que les libre de la tiranía de Yabín, el déspota.

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El título “madre de Israel” resalta el valor de la naturaleza femenina de Débora. Antes de la irrupción de la mujer juez, Israel se consumía en el peor sinsentido. La idolatría, disfraz de la injusticia, imperaba en el país, al paso que los contendientes golpeaban las puertas de las ciudades, ya que Sísara, al frente de una coalición de reyes, empujaba el país a la fosa . Aun de esta forma, cabe una explicación opción opción alternativa que radica en el empeño de Yael por la instauración de la justicia.

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Los que vivían en las zonas de montañas como Efraín, tenían todavía una alguna organización, y habían resistido heroicamente. Esta mujer de enorme audacia y valor tambien esta llena del espíritu santo. Su sabiduría la llevó a tener enorme influencia y autoridad sobre su pueblo. Pero Débora tambien cantaba y componía canciones. Era una mujer patriótica que gobernó Israel durante 40 años. Qué desea decirnos esto, puesto que que ella era una mujer de acción, sin pereza más siempre con el entusiasmo de conocerse elegida por Dios.

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