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Los mansos son esos hombres que tienen la posibilidad de soportar una provocación sin prenderse en ira, sino permaneciendo en silencio o dando una contestación despacio y sabia. Además son aquellos que permanecen relajados en una situación bien difícil y toman una desición correcta, mientras que otros se dejan llevar por la ira y comenten enormes desaciertos. “La imaginación es un obsequio dado por Dios; pero si es alimentada con mugre por el ojo, va a estar sucia. Todo pecado, no el menor pecado sexual, empieza con la imaginación. Por consiguiente, lo que nutre la imaginación es de máxima importancia en la búsqueda de la justicia del reino”.
- En el siglo XIX se desarrollaron muchas novedosas interpretaciones.
No tenemos la posibilidad de lograr que otros resuelvan ser obedientes a Cristo, pero sí podemos mostrarles amor y compasión en lugar de juzgarlos. No podemos lograr que otros anhelen la justicia de Dios, pero tenemos la posibilidad de estar completados para compartirles de nuestro caminar con Dios en el momento en que deseen preguntar. En el final no tenemos la posibilidad de obligarlos a tratar con amor a otros, pero con nuestro ejemplo tenemos la posibilidad de mostrarles la clemencia que Jesús desea mostrarles. Es por la clemencia de Dios que podemos ser vaciados del orgullo y ver nuestra pobreza de espíritu. La palabra Katharos significa inocente, sin culpa, recto, sincero, claro. Se puede usar de 2 formas, la primera es una limpieza ética interna, y esto va muy en oposición a las liturgias externas que era lo que se habituaba.
¿Usted cuenta con apetito y sed de relaciones correctas —con Dios, sus compañeros de trabajo, su familia y su comunidad? Estamos hambrientos de buenas relaciones si añoramos lo bueno para otros por su bien, no solo como un bocado para agradar nuestras necesidades. Si observamos que tenemos la alegría de Dios para esto, tendremos apetito y sed de relaciones correctas, no solo con Dios sino también con las personas con las que estamos haciendo un trabajo y vivimos. Comprender la cuarta bienaventuranza nos transporta a buscar lo que Jesús intentó hacer llegar con la palabra justicia. En el judaísmo viejo, accionar precisamente significaba “eximir, justificar, volver a poner a una relación correcta”.
Él pecó, bastante, y aún de esta manera es llamado “un hombre conforme al corazón de Dios” y se ve que otros reyes hicieron menos, y Dios fue mucho más fuerte con ellos. Una razón por la que Dios le dio esa misericordia es por el hecho de que David fue precisamente misericordioso con el Rey Saúl. En David, el misericordioso alcanzó clemencia. “El hombre realmente bueno jamás va a deber llevar a cabo un juramento; La realidad de sus palabras y la realidad de sus promesas no precisan tal garantía. Pero dado que los juramentos a veces son precisos es la prueba de que los hombres no son hombres buenos y que este no es un planeta bueno”. Jesús muestra la esencia de la herejía de los redactes.
Debemos tener una mayor preocupación que solo nosotros, y no tenemos la posibilidad de vivir únicamente para nosotros; debemos tener a alguien a quien ofrecer luz, y llevarlo a cabo con amor. Bienaventurados los que sufren persecución por causa de la justicia, por el hecho de que de ellos es el reino de los cielos.Bienaventurados sois cuando por mi causa os vituperen y les persigan, y comenten todo tipo de mal contra nosotros, mintiendo. Gozaos y alegraos, porque vuestro galardón es grande en los cielos; pues así persiguieron a los profetas que fueron antes de nosotros. Los pobres de espíritu admiten que no tienen ningunos “recursos” espirituales. Saben que espiritualmente están en bancarrota. Podría decirse que el griego viejo tenía una palabra para “pobres trabajadores” y una palabra para los “realmente pobres.” Jesús uso aquí la palabra para los realmente pobres.
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Por ende, la supervivencia en el mundo no importaba, en la medida en que en los últimos tiempos lo material sería irrelevante. En el siglo XIX se desarrollaron muchas recientes interpretaciones. Wilhelm Hermann adoptó la noción de actitudes, no actos que provienen de San Agustín. Esta visión afirma que Jesús no dice de qué forma debe actuar un católico, sino más bien cuál ha de ser su actitud. El espíritu tras el acto es más esencial que el acto en sí.
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Él es bendecido de estar entre los hijos de Dios adoptado en su familia, cubierto por hermanos y hermanas por varios años. Mediante las primeras bienaventuranzas apreciamos que el hombre natural no encuentra felicidad o bienaventuranza en pobreza espiritual llanto o mansedumbre. En el vocabulario del lenguaje heleno antiguo, la persona mansa no era pasiva o manejada de forma fácil. La idea indispensable tras la palabra “manso” era fuerza bajo control, como un semental fuerte que se encontraba entrenado para realizar su trabajo en vez de correr en la naturaleza. Pobreza de espíritu no puede ser inducida artificialmente por medio de odio a sí mismo; el Espíritu Beato y su obra en nuestros corazones hacen que suceda.
En el mundo se considera como “fuerte” a quien no llora, pero lo único que se gana con eso es cargarse más. En el instante en que pasamos por un instante doloroso en la vida, es necesario plañir. Si llevamos ese mal a los pies del Señor, Él sanará nuestra alma, Él le va a dar sentido a eso que no tenía, y Él nos va a ayudar a sobrepasar la prueba con felicidad.
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Cuando me preguntan por la capacitad pic.twitter.com/k6z95APqIO
— mateo (@mateoconsigli) April 21, 2021
El alegato condena la superficialidad del materialismo y la religiosidad hipócrita.En el alegato está el Padre nuestro, que se muestra en Mateo como un caso de muestra de una correcta oración. indudablemente, su porción más conocida es la de las Bienaventuranzas, que están al comienzo. También contiene el Padre nuestro, como la versión de Jesús de la Regla de oro. Otros versículos citan de forma frecuente la referencia de «sal de la tierra», «luz de todo el planeta» y otras. “Somos hechos hijos por la regeneración, mediante la fe en el Hijo; pero somos llamados a llevar a cabo nuestro llamado y resolución estable, a aprobar y vindicar nuestro derecho a ese nombre sagrado.
Jesús nunca nos desafió a transformarnos en sal o luz. Él simplemente mentó que nosotros lo somos – y nosotros o estamos cumpliendo o fracasando con esta responsabilidad. Nosotros sois la sal de la tierra; pero si la sal se desvaneciere, ¿con qué será salada?