Datos sobre Libro De Los Hechos

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Son sencillamente los hechos periféricos que sucedieron, las señales que enseñaron que sucedía algo importante. Se puede dividir el libro sobre esta base y éste es un índice de materias divino. Los primeros siete capítulos están relacionados con el hecho de ser presentes de Cristo en Jerusalén.

Sin embargo, en cada ejemplo, los descubrimientos arqueológicos revelan que Lucas utiliza los términos apropiados para cada tiempo y rincón que detalla. La crítica negativa no pudo refutar la certeza de las designaciones políticas y geográficas que usa Lucas. Bueno es rezar pidiendo a la dirección del creador (El Espíritu Santurrón) para comprenderlo, ojearlo todo de solo una vez en voz alta, y después interceder por los países inalcanzados por el evangelio. El versículo clave del Libro señala las divisiones de la composición del libro, sentido y su mensaje escencial. adecuada “Los Hechos del Espíritu Santo a través de los apóstoles”, gracias a que su obra soberana de supervisión resultó sensiblemente mucho más importante que la de cualquier hombre.

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El evangelio, sin apóstol, se había extendido hasta este puerto en Siria de los gentiles. Ellos aprovecharon bien el tiempo de la descarga del navío para tener comunión recíproca con los discípulos, quienes fielmente advirtieron a Pablo a que no subiese a Jerusalem. ¡ Se multiplicaban las exhortaciones, pero él, decidido en su propósito, no las escuchó! Pero el cariño de los unos por los otros no se enfrió, y al partir Pablo y sus compañeros, fueron acompañados por todos los acólitos , sus mujeres y sus hijos. Oraron juntamente en la ribera del mar, se abrazaron y se despidieron.

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El evangelio había trastornado la localidad de tal modo que la multitud estaba alejándose de los ídolos y convirtiéndose al Dios verdadero y esto estaba afectando las ventas «religiosas». Se comunica que a lo largo del avivamiento de Gales docenas de cantinas quebraron por falta de clientes del servicio. Pablo fue el mensajero de Dios y tenía igual situación con los otros apóstoles. Pero ellos creyeron en el mensaje del evangelio (que Cristo ya había venido y fallecido) y fueron bautizados con el bautismo católico. Es muy posible que estos 12 hombres se transformaron con Apolos antes que este comprendiera a plenitud el evangelio (18.24–28). Todo cuanto este elocuente predicador conocía era la enseñanza de Juan el Bautista; y después que Priscila y Aquila le instruyeron, naturalmente no pudo impartir este nuevo conocimiento a sus transformados en tanto que Éfeso era una localidad muy grande.

Él admite en el versículo 23 que el Espíritu Beato le había dicho, de una localidad a otra (quizás a través de profetas locales en las iglesias) que padecería en Jerusalén. En 21.4 y 10–14 se le advirtió de manera expresa que no fuera a Jerusalén. Pablo decidió caminar los treinta y cinco km que separaban a Troas de Asón.

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¿Por lo menos reconocemos de qué forma nos podemos beneficiar de la explotación de otros? Posiblemente en una economía global sea bien difícil seguirle la pista a las condiciones y consecuencias de la actividad económica. Es requisito un discernimiento bien informado, pero la red social cristiana no siempre fué rigurosa con sus críticas. A decir verdad, el libro de Hechos no proporciona principios para valorar la actividad económica, pero sí demuestra que los temas económicos son temas del evangelio. En Pablo y Silas, 2 de los más gigantes misioneros y héroes de la fe, tenemos toda la prueba que requerimos para comprender que los cristianos somos llamados a hacer frente a los abusos económicos de todo el mundo.

Por ende, en el instante en que una iglesia comienza a reducir, a perder su poder y a volverse aburrida y monótona en su testimonio, precisa regresar con desesperación al espíritu, a la expectación, al conocimiento y a la enseñanza del libro de los Hechos. En este libro, los principios de la vida transformada “no vivo yo, sino Cristo se ponen dramáticamente de manifiesto. Como historiador, Lucas escribió a Teófilo —que significa «apasionado de Dios»— para relatarle lo que sucedió tras la resurrección de Jesús. Hechos de los Apóstoles es el segundo volumen de las Buenas Novedosas, la continuación de los evangelios. En el libro Lucas explicó la sorprendente expansión del cristianismo, quizá para legitimar a la iglesia frente a las autoridades civiles o para corroborar la fe de los fieles.

Los apóstoles usaron una pluralidad de tácticas en el momento en que brindaron testimonio del evangelio. Y a través de su testimonio y enseñanzas, entrenaron a la iglesia primitiva para realizar lo mismo. Cuarto, los apóstoles de manera frecuente apelaban a la experiencia personal en el momento en que presentaban a Cristo a el resto.

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Pedro había usado «las llaves del reino» para abrir la puerta de la fe a los judíos y a los samaritanos (8.14), y ahora mismo completaría su ministerio particular al abrir la puerta a los gentiles (Véanse 15.6–11). También debe leerse 11.1–18 para poder ver el cuadro que Pedro tenía de este suceso tan esencial. Todo pecador está en las tinieblas hasta que la luz del evangelio brilla en él. Pablo oyó la voz del Señor a través de la Palabra de Dios, más allá de que oyó a Cristo charlar audiblemente. (Los hombres que estaban con él oyeron ruidos, no así mismo las expresiones.) ¡De qué forma vejó Cristo a Pablo! «Cayó», no solo su cuerpo, sino más bien asimismo su corazón; por el hecho de que salvo que caigamos en humildad no tenemos la posibilidad de ser salvos.

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Pablo quería cerciorarse de que la iglesia continuara dependiendo de Cristo para alargar el evangelio en forma auténtica y llevando a los creyentes a la madurez. Tal es así que se aseguró de que sus líderes se prepararan para seguir sus ministerios tras su muerte. Gracias a las limitaciones físicas y temporales, la iglesia fue fundamental para las estrategias de corto y largo plazo de los apóstoles para hacer proseguir el reino de Dios. Como vimos, la tarea de los apóstoles fue llevar el testimonio de Cristo, proclamando el evangelio. Cristo comisionó a los apóstoles a fin de que construyesen su iglesia. Los apóstoles sabían que varios hombres no podían llevar solos el mensaje de Cristo a todo el mundo; precisaban un ejército de presentes para proclamar el evangelio del reino en todo sitio.

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