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mateo 25 31-46
Martín Lutero señaló que los progenitores llevan a cabo un ministerio a los “mucho más pequeños” con sus hijos cotidianamente, y que no debemos olvidar integrar a nuestras familias al realizar actos de clemencia. Al Juicio de las Naciones de cuando en cuando se le ha llamado la Parábola de las ovejas y los cabritos. Exactamente la misma la parábola nos llama la atención como una inopinada curva que llega al bateador, así Jesús sorprende a los justos (vv. 37-39) y los injustos (v. 45) con su juicio.
Se Va A Sentar En Su Trono De Gloria
«En el momento en que venga en su gloria el Hijo del hombre, y todos y cada uno de los ángeles con él, se sentará en el trono de su gloria y van a ser reunidas frente él todas las naciones. Él apartará a unos de otros, como un pastor divide las ovejas de las cabras. Y pondrá las ovejas a su derecha y las cabras a su izquierda. »En el momento en que el Hijo del hombre venga en su gloria, con todos sus ángeles, se va a sentar en su trono glorioso.
Una mano u otro integrante arrancado del cuerpo no siente nada; así es el católico que no sufre la desgracia, el desamparo o hasta la desaparición de otro. Y estos van a ir al castigo eterno y los justos a la vida eterna». al fuego eterno dispuesto para el demonio y sus ángeles. Llenate de Dios para realizar todas estas acciones, ya que si te falta la fe, puedes convertirte en una ONG mucho más, sin Jesús, que da el sentido pleno a la vida.
De nuevo la idea de que la salvación no es por proyectos puesto que las herencias no se ganan, son gratuitas. Jesús, deseo gastar la vida que me has dado, para comunicar a mis hermanos la grandeza de tu amor, utilizando cualquier ocasión para entrenar la caridad y para charlar de ti a los demás. El Evangelio nos enseña que si nuestra fe en Cristo es verídica, entonces se transforma en caridad.
En este pasaje también lleva por nombre a sí mismo el Rey de todas las Naciones. Bueno, en la actualidad la mayor parte de los reyes tienen poco poder. En el viejo planeta de Jesús, los reyes tenían un enorme poder, aun poder de vida o muerte. Al educar al pueblo de Israel, Jesús empleó imágenes que le eran muy familiares.
mateo 25 31-46
”Desde la creación de todo el mundo…” Todas y cada una estas cosas se deben tomar en el sentido de la presciencia de Dios, para quien las cosas futuras ya han sucedido. El que, dos días después debía celebrar la Pascua y ser entregado al escarnio de los hombres y a la muerte de cruz, oportunamente asegura el triunfo de su resurrección, para compensar el escándalo con la promesa del premio. Y es de ver que quien debe ser visto con majestad es el Hijo del hombre. En forma humana, pues, le van a ver los impíos y los justos; pues en el juicio aparecerá con la misma forma que tomó de nosotros; pero después será visto en la manera divina que todos los leales anhelan . «Clemencia quiero y no sacrificios.» Esto es lo que quiere el Señor del universo, la compasión antes que miles de corderos cebados. Presentémosle la misericordia por manos de los abatidos por la pobreza, y el día de nuestra muerte nos «van a recibir en las moradas eternas» , en Cristo mismo, Nuestro Señor, a quien sea dada la gloria por los siglos de los siglos.
Una herencia es un legado que se da por la última voluntad y testamento, y también piensa un obsequio no ganado. Dado que este reino fué listo para este propósito desde la fundación de todo el planeta exhibe que Dios ha premeditado este momento desde el principio. Es la esencia de la vida, es el respiro de cada ser. Jesús invita a presenciar ahora mismo la divinidad y la plenitud de la vida.
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La salvación no empieza con la confesión de la realeza de Cristo, sino con la imitación de sus proyectos de clemencia a través de las cuales Él efectuó el reino. Quien las realiza revela haber acogido la realeza de Jesús, pues logró espacio en su corazón a la caridad de Dios. Por el hecho de que son ellos mismos quienes se procuran la maldición. A los justos les mentó que heredarán el Reino que Dios había listo para ellos.
Por este motivo la Palabra nos exhorta a que todo cuanto hagamos, lo hagamos como al Señor, y no a los hombres. Pero no opínan algunos que tan solo es digno de premio este medio de justificación, sino asimismo cualquier otro de los que mandó Jesucristo, pues da de comer y tomar a Jesucristo el que alimenta a los leales con la realidad y la justicia. También vestimos a Cristo desvisto, en el instante en que enseñamos a determinados, vistiéndoles con las ropas de la sabiduría, y supones de misericordia.
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