Comience el primero a leer lo que los expertos afirman sobre el Lucas diez 25 37

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La ley ética y la ley ceremonial es inútil de socorrer a un sujeto con al alma sufriendo y fallecida en sus errores. Sucedió que descendió un sacerdote por aquel sendero, y viéndole, pasó de largo. También un levita, llegando cerca de aquel rincón, y viéndole, pasó de largo.

Nuestro vecino puede ser cualquier persona que nos encontremos, particularmente alguien necesitado de asistencia. Las oportunidades de ofrecer cuidado no tienen fronteras para accionar en el espíritu del amor en todas nuestras relaciones. En todo caso, lo asombroso es de qué manera Jesús asemeja “subir la vara” en el instante en que le habla a los individuos. Comunmente en el momento en que le charla a una muchedumbre, invita y incita. No obstante, a los humanos que se proponen a sí mismos o hacen mucho más cuestiones, los desafía a ir un tanto mucho más allá. A Jesús, el Instructor, se le aproximan múltiples individuos.

La Parábola Del Buen Samaritano

El sacerdote representa la ley moral como cura del hombre, y pasa de largo por dado que es inútil de efectuar algo por él. Del mismo modo la ley ética es inútil de salvar. El levita representa la ley ceremonial que es inútil de socorrer al moribundo, tanto el sacerdote como el levita son inútiles de hacer algo por él.

Procuramos lo grande, lo impresionante, y el prójimo, ¡es tan pequeño! ; deseamos regentar la mirada lejos y el prójimo es tan próximo que le pasamos por alto. El herido es un hombre, sin nombre, sin apellidos, sin pertenencia religiosa o política; y esto basta.

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Cuando nos invitan a una celebración a veces preguntamos ¿quienes van? para entender la compañía que tendremos y con que deberemos lidiar. En esta parábola a primer aspecto diríamos que la compañía no esta tan mal inclusivo esta exquisita y buena.

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Volvernos próximos es poner en obra la clemencia que el Señor nos proporciona a sentir. San Agustín afirma que “la clemencia es la compasión que experimenta nuestro corazón en frente de la miseria de otro, sentimiento que nos mueve imperiosamente a socorrerlo, si tenemos la posibilidad de”. Clemencia es tener “el corazón compasivo por la pobreza de otro”. Prójimo podría ser aquel hombre que creo indigente, aquel joven que su fachada me hace suponer, aquella mujer de mala vida, aquella persona trans portadora de vih.

El abogado es erudito de la ley y sabe lo que necesita. Comenzó a cuestionar a Jesús preguntándole qué es lo que debe llevar a cabo para ganarse la vida eterna. En este momento, Jesús le asegura que debe llevar a cabo lo que él ahora sabe. La pregunta de Jesús le devuelve el reto al abogado. La contestación de Jesús también sirve para regentar la discusión hacia las escrituras, fundamento de la vida judía, y afirma la lealtad de estas escrituras para guiarnos por el buen sendero. La vida urbana actualizada nos adiestra a caminar y ser como el sacerdote o el levita en la parábola.

36 ¿Cuál de los tres te asemeja que se portó como prójimo del hombre asaltado por los ladrones? Dios siempre y en todo momento desea la misericordia del corazón, pues Él es misericordioso y sabe entender bien nuestras miserias, nuestras dificultades y asimismo nuestros fallos. Imita la clemencia de Dios, la clemencia hacia quien está necesitado. El amor que Jesús solicita es hacerse uno con el otro, sin poner ningún límite, pues Dios no pone límites a su amor por mí o por sus demás criaturas. Querer a el resto hasta las últimas secuelas.

Exactamente el Evangelio nos interpela sobre ¿quién es mi prójimo? Y nos confirma que no es a quien seleccionamos, sino más bien a quien Dios pone en nuestro camino. Jesús nos sugiere ir a entrenar la clemencia con todos, los alejados y los próximos, esos a los que frecuentemente ni observamos por estar cada día con nosotros distribuyendo la vida.

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No se justificaba que el instructor de la ley, por el rol que desempeñaba, presentase estos interrogantes, pues su labor justamente, era enseñarle al pueblo los mandamientos de Dios, esto es la Ley. Jesús NO nos asegura una vida sin problemas, pero SI nos asegura Su presencia, Su asistencia y la Victoria final. Más allá de que la vida te de mil motivos para renunciar… Dios te da mil y un argumentos considerablemente más para proseguir adelante. Prójimo es aquel que, de un día para otro, ha sido lanzado en el abismo de la incredulidad o de la desesperanza, de la tristeza o del infortunio por la vida.

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