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Comentarios sobre Lucas 16 19 31

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lucas 16 19 31

Considerada una de las parábolas de bien difícil interpretación. Focalizando el propósito de esta enseñanza, hay que advertir la temática a la audiencia original y realizar puentes de conexión de app a nuestra temporada. Pensemos ¿Va a ser una descripción de los dos lugares a donde van los seres humanos en el momento en que mueren? ¿Tratará de la percepción de la conciencia tras la desaparición?

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Evangelio De Hoy 4 De Marzo 2021 Lecturas De El Día De El día de hoy Jueves. Oración Del Día Reflexión Del Papa Francisco. Lucas 16,19

Nos quedamos pensando como gente podría fallar la prueba de compasión tan absolutamente – ¿cómo no puede contestar a la resurrección – de qué forma puede ser tan ciega por el cariño al dinero? Entonces, se nos sucede que no somos Lázaro, sino el hombre rico. Nosotros también paseamos a la vera de los necesitados, pero sin observarlos. También fallamos al no oír a Moisés y los profetas.

Los corazones de los ricos se deben fundir en el instante en que ven la situación de los pobres. Ruego a fin de que los ricos sean convertidos, y pido se me muestre de qué forma compartir mis posesiones con los necesitados. Múltiples personas pueden gozar la excelencia de la tendencia. Para ellos la vida es una fiesta cada día en mansiones bien protegidas.

Toda vez que recibe algo, siente que Dios le afirma, “Levántate y come, en tanto que cerca está la liberación”. Es mucho más fuerte el deseo que la satisfacción. Es quién sabe que el corazón tiene causas que la razón no comprende. Vive como slogan de su situación el “hacele caso a tu Promesa”.

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A lo largo de su vida, el hombre rico no dio ninguna indicación de haber visto a Lázaro. Aún ahora mismo, ve a Lázaro como una figura subordinada, algo que mira solo en su periferia. El hombre rico indudablemente es siendo consciente de que Lázaro está a su puerta, pero no hace nada para ayudar. Puede estimar que es caritativo solo por no haberle echado por fuerza de su propiedad. ¿Puede Usted recordar algún instante en que se encontró viendo hacia dentro desde afuera?

Yo nunca seguí las expresiones de mi padre, no pude alegrarle en el momento en que estaba vivo, pero al menos esta vez haré su intención. El tiempo pasó, el padre murió, y su hijo se encargó de todo, y tal como su padre había sosprechado, el joven gastó todo, vendió los recursos, perdió sus amigos y hasta la propia dignidad. El joven se rió, creyó que era un absurdo, pero para no contrariar a su padre le prometió que así lo haría, suponiendo que eso jamás sucedería. Deseo que me prometas que, si pasa lo que yo te dije, y decides terminar con tu vida, sólo te ahorcarás en ella.

Porque Abraham en la mitad de las riquezas era pobre, humilde, cumplidor de todos y cada uno de los mandamientos y obediente. Hasta tal punto tuvo en nada las riquezas que se le ordenó por Dios inmolar a su hijo para quien las preservaba . Solamente está en Lucas, no tiene paralelos, es la única parábola donde el Señor Jesucristo menciona un nombre a uno de los individuos de la historia.

Reza hoy un tanto para acrecentar tu compasión por los hambrientos y por tu deseo por hacer lo posible para nutrirlos, pues al nutrirlos, nutrimos a Jesús. ¿Por qué razón deseaba el hombre rico que Lázaro fuera a la vivienda de su padre en la tierra? Un indigente llamado Lázaro estaba fuera de la puerta del rico. Lázaro tenía apetito y su cuerpo estaba cubierto de llagas.

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Al meditar todas y cada una de las lecturas de el día de hoy con el Santurrón Evangelio del día con Lucas 16,19-31, profundizas en tu relación personal con Dios. La oración del día expresa una solicitud de transformación en el Evangelio de el día de hoy. “La salvación es en este momento. La clemencia es algo que debe practicarse a diario”.

Como en tantas otras parábolas, Jesús invierte el orden recurrente para contar la historia de Lázaro, el hombre pobre – el hombre rico continúa anónimo. Mientras que traigo mi vida ante Dios, permito mudar mis preferencias recurrentes, en tanto que Dios valora y aprecia lo que yo he llegado a prestar por sentado. «Había un hombre rico que se vestía de púrpura y de lino y banqueteaba cada día. Y un indigente llamado Lázaro estaba echado en su portal, cubierto de llagas, y con ganas de saciarse de lo que caía de la mesa del rico. Había una vez un hombre muy rico, que vestía ropas muy suntuosas. Hacía fiestas todos y cada uno de los días, y servía las comidas más caras.

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