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reflexiones del genio lucas escritas
La luna de estos días es un reflejo en el agua de un ojo. De las estrellas, la espera para verlas en el momento en que la tormenta deje de enumerar su alfabeto de gotas. La luna tiene prontuario en el lado obscuro de su permanencia.
- Y lo afirmo con el rigor que podría conferirme una lectura donde el presente, este que escuece y enferma, es el más descomedido compañero.
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Historia
Los judíos pensaban que Dios juzgaría a las demás naciones con una medida, y a los judíos con otra… De verdad, pensaban que un judío estaba seguro del juicio simplemente por serlo porque eran hijos de Abraham. Juan les afirmaba que no hay determinada cosa como privilegios raciales; que la vida, no el estirpe, era lo que Dios consideraba en el juicio. A Herodes Antipas le correspondieron Galilea y Perea (4 a.C. al 39 d.C.), y por tanto Jesús vivió a lo largo de su reinado, y una gran parte de su vida transcurrió en sus dominios de Galilea.
Un eco, símbolos, signos, la mirada puesta en todos y cada uno de los resquicios humanos. Un nombre que muchos repiten con la boca llena de silencios. De allí que nuestro constructor viaje por espacios diversos.
Adriana, el personaje que somos todos, regresó al rincón de la muerte y lo recorrió para reconocerse en ella, en la desaparición, para conocerse bella como ella. Un sueño muy real la desplazó por una vivienda vacía, rota, en este momento apacible, como ella misma. La rueda del silencio, la ubicuidad de la palabra. La tragedia surge de la pantalla y se instala en los ojos de quien se afirmará testigo del futuro. El pesimismo, al Apocalipsis atado a los brazos de un Juan Liscano discreto. Ranaes una novela donde resaltan aspectos del realismo mágico, por la proximidad lectora de Mo Yan a García Márquez.
Pez de las profundidades; del fosforescente silencio marino, cobijó en su fragilidad los misterios de las voces abisales que visitaron a la poeta en sus instantes más oscuros. Esta tercera parte, global, va alén del hombre en la esquina o de quien se sienta en el balcón a escudriñar los misterios del cerro. Va más allá de quien en soledad se rasga la piel. Aquí alguien se desviste, se quita las caras que suele utilizar.
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Se trata de exactamente la misma mano de aquella “pausa mortal” del poema que transporta, exactamente, “Manos” como nombre. Lo invito a hablar brevemente pues en pocos instantes lo llamarán a leer. “Podemos charlar parado, es considerablemente más vital”, me asegura.
Las dos navegan sobre tormentas y suspiros para llegar a otros mundos, para perderse allí. Las proyectos de León son como lágrimas cálidas que acarician las mejillas de quienes las miran, que son conscientes del sufrimiento que causa la vida y que sin embargo, procuran el consuelo. Si la afición por los libros medra con el intelecto, sus riesgos, ahora lo hemos visto, reducen con ella. Una cabeza original sabe subordinar la lectura a su actividad personal.
O, quién sabe, recibiendo, para no quedar mal con el Vaticano y con los organismos de seguridad de quienes se postulan salvadores de todo el mundo, del mundo y demás astros de la farándula galáctica. De esta manera, al cierre, me atrevo a afirmar que este libro es un inmenso ars poética donde la misma poesía (¿y su considerablemente más allí?), los aprecios y la multitud forman una atmósfera cuya densidad se condensa en un silencio que nos ahoga al leer el último verso. Harold Bloom escribió un día que “la lectura es una praxis personal, mucho más que una compañía didáctica”. Aquí sentimos, desde esta lectura de los textos de Ruth Hernández Boscán, que “en todo acercamiento se paga un sacrificio” y la praxis personal podría ser un sacrificio en la medida en que hayamos ido asumiéndola como un exitación.
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Yo aprendí a vivir con mi hermano Luis, quien siempre ha porfiado que hablamos de la música mucho más hermosa de Venezuela. La música de Margarita, cantada y tocada por Chaval Aniquila, representa entre las producciones considerablemente más luminosas de la tierra. Agua por doquier se lee con las vísceras. Es un libro para sentir las tripas, el corazón y la vejiga. Quiero dejarlo hasta aquí para que el lector corra a buscarlo.
Nombres, autores, lugares, expresiones, el cuerpo de un milagro visual, destacan la contemplación de quien tiene en el lenguaje una particular forma de decir las cosas. La vivienda se advierte en la experiencia del poema. En el comienzo de su transición, pero también en el desenlace de sus misterios.